Primera parte.


PREMONICIÓN 1.

Laura.

Todo había sido una jugada muy hábil desde el principio. Primero, contar con los Voronkov para la paulatina transformación de varias personas. Como nosotros, a partir de los traficantes de sangre y de sus peones en la residencia universitaria, les descubrimos, los Voronkov fueron a cazarnos. Lástima que ese aquelarre ruso pensó en traicionar a los Vicuña. Claro está, los Vicuña acabaron con ellos.
Parecía a priori que iban a dejarnos en paz, pero la sirena, Raquel, apareció por allí, robando la estela cántabra. Un poderoso sello que serviría, por una parte, para liberar un virus potentísimo vampirizador; por otra, para controlar a los  neófitos creados mediante aquel virus o por cualquiera de los Vicuña. No supimos nunca a ciencia cierta qué pretendía la sirena, para quién actuaba. Parecía que nos llevaba directos hacia aquel abismo en el que nos encontramos más tarde. Clemente, Indhira, Blanca, Serafín. Todos cayeron bajo nuestras armas.
Y ahora... ahora hemos descubierto para qué querían crear ese ejército de neófitos. Hemos descubierto la peor cara de los Vicuña, y Vicente, que parecía siempre actuar al margen, ha obtenido precisamente lo que quería. Es astuto, hábil, planificador, frío y despiadado. Es, sin duda, el más peligroso de todos. Más incluso que el propio Serafín. Por eso Vicente sigue vivo y Serafín está muerto. Debimos haber acabado con Vicente cuando tuvimos oportunidad. Ahora está, por lo que parece, aliado con la sirena. Sus objetivos eran dignos de haber querido crear ese ejército. Pero a Vicente ya se le habían acabado las ideas. Iba a llevarlo a cabo él solo.
Cuando Javi y yo llegamos a aquel pueblecito perdido en algún lugar de Extremadura, lo vimos. Era aquel escalofriante dibujo con el que ya estába-mos familiarizados. Era algo horrible ver aquello en mitad de una capilla medio derruida en el cementerio. Javi lo señaló, con su habitual sangre fría, haciendo que me estremeciera.
Míralo. Es esto.
Eché un vistazo. La figura infundía temor. Miedo. Era el sitio. Había más como esa en aquel lugar. Oímos un ruido. Nos volvimos. Desenfundé mi thaser y Javi la suya.
Si nos matan, quiero que sepas que nunca he querido a nadie tanto como a ti, Lauri.
Si nos matan juntos, tampoco será un final tan malo, ¿no?
Javi me miró, sonriendo siniestramente.
No, supongo que no. Pero ten confianza, he salido de situaciones peores.
El ruido volvió a oírse, desde el exterior del cementerio. Javi me agarró la mano con fuerza. Nuestros corazones palpitaban, furiosos. Y, juntos, nos encaminamos hacia el derruido muro.



PRÓLOGO.

Eso es... acercaos un poco más... que os vea bien... ajá, y además tengo vuestra matrícula. Pardillos.
Rafa sonreía, entre dientes. Los dos tipos aquellos llevaban a rastras a alguien. Alguien que iba atado y amordazado. Y lo llevaban hacia un coche. Lo sacaron directamente del garaje, metido en el maletero.
¿Se puede saber qué pretendemos?preguntaba Lucas, aburrido.
Cállate, anda. Cállate. Hay que liberar a ese tío, hombre. A saber qué pretenden estos secuestradores. Ya van cuatro desaparecidos y no se ha vuelto a saber de ellosrespondió Rafa, en voz baja. Ve subiendo al coche.
Los hombres habían subido a aquella persona al coche y se disponían a largarse de allí. Rafa arrancó el coche al mismo tiempo que los secuestradores. Les estuvo siguiendo durante diez minutos, más o menos, hasta llegar a la zona del centro. Los dos tipos se detuvieron en una calle estrecha. Rafa se quedó en el extremo, atisbando desde la distancia.
Tengo sueñose quejó Lucas, mientras bostezaba sonoramente.
Sueño, ¿eh? Del tortazo que te voy a sacudir vas a dormir hasta pasado mañana, melónbufó Rafa. Anda, estate quieto.
¿Por qué Galindo no está contigo aguantando este coñazo?
Porque uno, no quisiste ayudar a Irene con los archivos; dos, alguien tiene que hacerse cargo de los secuestros y tres, gracias a las averiguaciones de Sergio. Y ahora cállate dijo Rafa, perdiendo la paciencia.
A esas alturas los tipos aquellos habían sacado a su víctima del coche y la llevaban a rastras hacia un garaje, metido aún en el saco. Rafa decidió que era hora de bajar del coche y liberar al rehén. Así lo hizo. Atravesó la oscura calle. Un maullido le sobresaltó, haciéndole desenfundar su pistola de dardos. Pero no fue nada.
Lucas se acercó y tocó el hombro de Rafa. Éste pegó otro salto.
¿Pero tú eres tonto? murmuró.
No, pero tú lo empiezas a hacer muy bien.
Déjate de imbecilidades y vamos...
Se apostaron junto al garaje. Oyeron voces dentro.
Y si por la mañana decides no cantar, te mataremos. Así de fácil...
Tras unos minutos de silencio total, Rafa decidió entrar en el garaje. Lucas le echó una mano, forzando la cerradura. Abrió levemente la puerta, tan solo un filo para que pudieran entrar por debajo. Rafa corrió hacia el rehén, que estaba sentado en una silla, atado de pies y manos y amordazado, y empezó a desatarle.
Pero, hombre de Diosmurmuraba, ¿qué le han hecho?
No es de tu incumbencia, chico...
¿A que te dejo aquí, por melón? se enfadó Rafa.
No, por favor, sácame de este sitio...
Rafa cortó las cuerdas. El rehén se levantó de la silla.
Mucho mejor. Gracias...
Salieron a la calle. La Luna, en lo alto, emitía el tenue reflejo del Sol, que apenas llegaba para iluminar la oscura calle. Entonces el teléfono de Rafa sonó, estridentemente, en medio de la oscuridad.
¿Sí?
¡Cambio de planes! ¡No le soltéis! ¡Ni se os ocurra!
La voz enardecida de Javi se oyó al otro lado. Su tono era nervioso.
¿Pero qué pasa?
¡Mierda!se oyó la voz jadeante de Laura, tenuemente. Vamos... a llegar tarde...
¡El secuestrado... es...!
Se oyó un gruñido aterrador. Rafa miró al secuestrado. La luz de la luna llena había incidido sobre él y se había transformado en un hombre lobo.
¡Un jodido licántropo!bramó Rafa, sin saber muy bien si creérselo.
¡Salid de ahí!gritó Javi.
Rafa y Lucas intentaron salir del callejón, pero el enorme bicho, antes  humano, les cerraba el paso. Medía como metro y medio de alto, y eso que se mantenía sobre las cuatro patas. Acorraló a Lucas y a Rafa contra la pared del callejón.
Qué ojo tenemos, ¿eh? ¡Para una vez que liberamos bien a alguien y es un puto licántropo!gritó Lucas.
El lobo se preparó para saltar sobre sus presas, pero en ese momento un afiladísimo shuriken de plata cortó el aire, atravesando todo el callejón, e   impactó en el cuello de la bestia.
¡Quédate con eso, engendro del demonio!exclamó Javi, y desefundando su pistola de dardos tranquilizantes disparó tres veces. El lobo se volvió hacia él. Por detrás, llegaba Laura, casi extenuada.
¿Qué vas a hacer?
Acabar con este bicho Javi disparó una cuarta vez. El lobo se preparó para saltar.
¡Estás loco!
Sí, loco por ti, pero ese no es el caso...
No es el momento de hacer bromita¡¡¡AAAAAH!!!
Laura no pudo terminar la frase, el lobo saltó hacia ellos y Javi se apartó, apartándola a ella también. Otro dardo llegó desde el otro extremo del callejón. Rafa había acertado en el cuello del animal, que ya se tambaleaba, medio inconsciente, pero con fuerzas para atacar aún. Saltó sobre Javi, pero éste pudo saltar a un lado, desenfundar la thaser y disparar a máxima potencia. El animal cayó al suelo, pero Javi no dejó de apretar el gatillo.
¡Para ya!exclamó Laura. ¡Vas a matarlo!
Como él quería matar a Rafa y a Lucas, ¿no? Javi apartó la thaser a regañadientes.
¡Pero no se puede controlar!
Si no llego a enterarme de que era un licántropo...
¿Y cómo te enteraste?
El lobo se levantó del suelo. Javi le miró, impasible, sin contestar a Laura. Se dispuso a apuntar de nuevo con su arma, pero entonces ocurrió algo. Dos disparos surcaron el aire e impactaron contra el animal. Éste cayó al suelo, sin vida, al instante. En la puerta del garaje, una figura sostenía un arma en la mano.
Yo se lo dije.
Avanzó un poco y se dejó ver. Iba vestido entero de negro. Chaqueta, pantalón, camisa y corbata. Tenía el pelo largo y negro, que le caía como gruesas cortinas a ambos lados de la cabeza. Tocó con la punta de su zapato el cadáver del lobo, con gestos de asco en su cara.
Tus chicos son muy poco discretos, presidentedijo. Sabía que intentarían liberar a mi prisionero. Les llevo observando desde que le cogí.
Javi miró a Rafa y a Lucas con desdén.
Apuntaos otro tanto, chavales...
Déjalos, no tenéis la culpa dijo el hombre. Sólo os dijeron que había una persona secuestrando a otras y pidiendo rescates. Pero lo cierto es que hay algo más gordo oculto tras estos simples secuestros, como ya veis.
Javi y Laura miraron al hombre.
Así que... dijo Javi, ¿licántropos, eh?
No sólo licántropos. También vampiros.
¡Acabáramos!exclamó Javi, elevando los ojos a la Luna. Vicente, ¿eh? ¿Qué es lo que quiere ese engreído?
¿Vicente Vicuña? ¿Te refieres a ese engendro del diablo?el tipo se volvió hacia Javi. ¿De qué le conoces?
¡Que de qué le conozco, dice! exclamó Javi. ¿Se lo cuento por orden alfabético o cronológico? ¿La versión resumida o la larga? ¿Empiezo por el piso franco en las afueras? ¿Por su alianza con la sirena? ¿Por su afán de dominio? ¿Por sus ganas de crear un ejército? ¿Por su obsesión con hacerlo con discreción soltando un virus? ¿Por sus ganas de ir a su aire, apartándose de su propio aquelarre? ¿Ese Vicente?
Le habéis seguido la pista, ¿eh?
La pista y lo que no es la pistaapuntó Rafa. Menudo desgraciado, el Vicente.
Yo sigo preguntando para qué querría montar semejante ejército. Primero se lo encargaron a los rusos... pero como quisieron traicionarles, los mataron a todos. Y luego con el asunto del virus...
El virus es absurdoapuntó Laura. ¿Para qué usar un virus cuando pueden morder?
Discreción. Inyectar un virus es más discreto que pegar un mordisco en una sala llena de gente. Además, mordiendo pueden matar si se les va la mano. No es muy discreto ir dejando muertos.
Pero es absurdo soltar un virus y transformar a todosinsistió Laura. Si toda la humanidad queda transformada en vampiro, ¿de qué se iban a alimentar?
Si queréis saber para qué querían los Vicuña el ejército intervino aquel tipo, nosotros tenemos una teoría.
¿Quiénes sois nosotros?preguntó Laura.
Una antigua orden templariarespondió el hombre. Y actualmente somos guardianes. Guardianes de algo que cualquiera codiciaría tener.
¿Qué es? ¿La fórmula de la cocacola?preguntó Javi, mirando al hombre con sarcasmo.
Muy graciosorespondió el hombre. ¿No sois unos detectives tan listos? Pues averiguadlo vosotros. El ángel oscuro os desvelará el camino.
¿El ángel oscuro?preguntó Rafa. ¿Ya está, el ángel oscuro?
Ya está. Tened cuidado, no sólo Vicente va tras lo que custodiamos, como habéis podido comprobar... señaló el cadáver del licántropo, tirado en el suelo. Y no subestiméis a nada ni a nadie. Si queréis ayudarnos de verdad... podríais apartar las narices. Aunque, si encontráis lo que estamos custodiando, desmotraréis ser más listos que nadie.
¿Y por qué íbamos a meter las narices?preguntó Rafa.
Queridos chicos, ya estáis metidos hasta el fondorespondió el tipo. Vicente no va a descansar hasta veros muertos y con nuestro... tesoro, entre las manos. Su furia puede llegar muy lejos.
Entonces encontraremos ese tesoro vuestro dijo Javi.
Oh, no podréisterció el hombre. Está muy bien oculto y dudo que sepáis quién es el ángel oscuro.
Se dio la vuelta, sin más dilación, y desapareció por la misma puerta de la que había salido.
Un tipo majo, ¿verdad?preguntó Lucas.
Me encantan los tíos de trajeapuntó Laura.
Gracias...respondió Javi.
Ña Laura le sacó la lengua.
¡Oh, venga ya, dejad de tontear, tortolitos! se exasperó Rafa. ¿Quién será ese ángel oscuro?
Vamos a averiguarlodecidió Javi, echando a andar para salir del oscuro callejón, que ya empezaba a darle grima.
Eh, eh, un momento, espera, ¿vamos a seguir metiéndonos en líos? exclamó Rafa, siguiéndole.
¿Qué quieres que hagamos? ¿Quedarnos de brazos cruzados, esperar a que venga Vicente y nos mate?le preguntó Javi, caminando de la mano de Laura, sin volverse.
¡Sería mejor opción esperar a que venga Vicente y matarle nosotros a él!Rafa echó a andar. Corrió para alcanzar a sus amigos. Lucas le siguió.
Ya, pero como no sabemos cuándo va a ocurrir eso, vamos a encontrar ese tesoro templario, vamos a hacer la del cebo con él y vamos a matar a Vicente y a esa sirena entrometida dijo resueltamente Javi.
Para entrometidos ya estamos nosotros, ni sabemos por dónde empezar.
El ángel oscuro, Rafa. El ángel oscuro. Sea lo que sea hay que encontrarlo. Mañana a las nueve quiero a todo el mundo en la ADICT. Buenas noches, chicos.
¿A las... a las nueve? Oh, venga, no puedes estar hablando en se...
A las nueverepitió Javi, lentamente. Nos vemos.
Javi se largó. Laura le siguió. Lucas y Rafa se quedaron mirando, con caras de aflicción.
Pues lío al cantodijo Lucas.
Y tiene toda la pinta de que este lío es con templariosRafa le miró. Desde luego, lo nuestro es mundial...




























Capítulo 1.
Ángel oscuro.

No había habido desde hacía meses tanta expectación en la sede de ADICT. El verano anterior había tenido días movidos. Sobre todo uno de esos días había sido de auténtico infarto. Pero las cosas habían vuelto a su curso natural, y en septiembre se habían presentado días tranquilos. Hasta que habían comenzado los secuestros.
Y ese, señores decía Sergio, en pie, delante de todos los miembros de ADICT, tras explicar todo lo acontecido hasta la fecha es el pastel que nos hemos encontrado. En resumida cuentas, dos o tres secuestros cada mes. Todos con el mismo modus operandi. La policía, desconcertada. Nosotros, trabajando, como siempre, para sacarles las castañas del fuego. Por lo que parece, los secuestradores tenían sus motivos, Laura...
Laura se puso en pie y se dirigió a los allí reunidos.
Todo indica que los secuestradores forman parte de una antigua orden templaria que custodia algo, no sabemos el qué, y la protege de personas como Vicente y los que han estado secuestrando, que son hombres lobo, por lo que parece.
El de anoche sí lo era, y casi me mata, sí...murmuró Javi.
Estaba transformado, no se podía controlarterció Laura, mirándole.
Sí, sí, cuando uno me pegue un mordisco y yo acabe igual que él, trepando montes y aullando a la luna llena una vez al mes, igual no te parece tan inofensivo...
No era motivo para que el templario le matara.
O le mataba o me mataba el bicho a mí y después a ti...
Callaos ya dijo Sergio, haciendo un aspaviento con el brazo. Sois como críos. Vamos a empezar a investigar, ¿no? Juanjo, Héctor, José Antonio. A los ordenadores.
¿Tenemos que hackear algo o sólo usar el buscador? preguntó Juanjo, irónico. Sergio le lanzó una mirada de desdén.
¡Buscad el ángel oscuro, desustanciados!bramó Sergio.
Tampoco hay que ponerse así...protestó Juanjo, sentándose enfrente de la pantalla y encendiendo el ordenador.
De pronto la puerta de entrada cayó estrepitosamente. Un tipo de metro ochenta vestido con una camiseta que marcaba sus pronunciados bíceps la atravesó. Todos le miraron. Se dirigió hacia Javi. Éste le miró a los ojos. El tipo, sin mediar palabra, volteó el puño contra Javi que, sin esperarse aquel ataque, recibió el puñetazo en plena cara, cayendo al suelo. El tipo se agachó y le agarró del cuello de la camisa. Entonces Javi, con su nariz goteando sangre, reaccionó. Agarró los pulgares del individuo y se los retorció, haciendo que le soltara. Acto seguido lanzó una patada frontal contra él, que no fue muy efectiva.
¡Que alguien les separe! exclamó Laura. José Antonio se puso entre los dos contendientes para intentar poner orden, pero el recién llegado le dio una patada tremenda, lanzándolo de espaldas contra Javi, que cogió a su amigo y cayeron de espaldas contra la mesa de escritorio, haciendo que se cayeran la mitad de las cosas al suelo.
¿De dónde ha salido este?preguntaba José.
Ni idea, ¡¡pero yo lo mato!!exclamó Javi, limpiándose la nariz.
El tipo pegó un grito ensordecedor y se lanzó corriendo contra Javi. Éste se plantó en el suelo y, cuando el otro iba a voltear el puño para pegarle otro puñetazo, Javi lanzó el pie lateralmente contra el bajo vientre, clavándole el talón. El sujeto fue detenido en seco por la planta del pie de Javi, y a continuación éste cerró su puño y golpeó con los nudillos a las costillas flotantes, para a continuación encadenar dos golpes de codo consecutivos con el brazo derecho, uno frontal contra el esternón y otro circular contra la barbilla, derribando por KO al matón, que cayó sobre una mesita cuyas patas se tambalearon por el impacto y quedó destrozada. Acto seguido sacó un pañuelo de papel y, más detenidamente, se limpió la sangre de la nariz, que ya empezaba a manchar el suelo.
¡Musculitos a mí! ¡¡JA!!bramó, escupiendo sangre encima del matón. Averiguad quién es este desgraciado, Rafa. Encerradle un rato en la sala de aislamiento, que le dé la sombra...
¿Estáis bien?Sergio se acercó a Javi y a José.
Yo sírespondió José Antonio. Hace falta más que eso para acabar conmigo.
Mi nariz está perfectamenterespondió Javi, irónico. Dentro de poco dejará de sangrar... Ay.
Pobre chico guapo...Laura se acercó y le abrazó.
Galindo se adelantó y arrastró al tipo hacia la sala de aislamiento.
Recuérdame que no me meta más contigo...dijo.
Bueno, debido a lamentables incidentes ocurridos aquí hace un tiempo, creo que eso ya lo sabes respondió Javi, dándole una palmadita en el hombro.
¿Me ayuda alguien?pidió Galindo. Este fardo pesa como mínimo cien kilos.
Pero alguien más había entrado por la puerta. Lucas fue a ayudar a Galindo. A los pocos segundos estaban de vuelta.
Vaya, veo que ya os ha atacadodijo el recién llegado, mirando los destrozos ocasionados por la pelea. Era el mismo tipo de la noche anterior. Llevaba el mismo traje y unas gafas oscuras.
Si eso es atacarnos, lo que le ha hecho Javi a él no sé cómo se llamará dijo Rafa, entre risas. Galindo y Lucas se pusieron junto a su amigo, sonrientes.
Descoyuntarle los huesos...comentó Lucas. Como mínimo.
No os riáis, chicosreplicó el templario. Sin duda este quería vengarse por lo de anoche.
Yo me estoy perdiendo yadijo Lucas.
Es porque tú ya naciste perdidorespondió Rafa, con sorna.
¡CALLAOS YA, COÑO!exclamó Sergio, perdiendo la paciencia. Se volvió hacia el recién llegado. No tengo el gusto de conocerle, señor... hum...
Dumoutiers. Jean – Jaques Dumoutiersrespondió el templario.
¿A qué debemos esta vez el placer?preguntó Rafa.
Venía persiguiendo a ese licántropo desgraciado que quería mataros.
Matarme recalcó Javi, apretando su nariz con el pañuelo. Apenas se extrañó ante la mención de que era un licántropo.
Sí, esorespondió Dumoutiers. Matarte. Para el caso es lo mismo. No tardará en despertarse...
Javi miró a Dumoutiers, extrañado.
Si después del montón de sartenazos que le he dado me dices eso...
Los licántropos son así. Sanan rápido. Por eso es mejor eliminarlos de un golpedijo Dumoutiers, con una sonrisita.
Rafa, Lucas, Galindollamó Javi, sin dejar de mirar a Dumoutiers fijamente a los ojos. Le había parecido ver un atisbo de algo extraño, aunque pudiera ser un efecto óptico. Id e interrogad a nuestro prisionero.
Rafa, Lucas y Galindo desaparecieron por el pasillo. Dumoutiers le habló de nuevo a Javi. Éste le invitó a sentarse, pero el templario declinó la invitación. Javi se sentó junto a Laura.
No pareces muy sorprendidodijo Dumoutiers. Normalmente siempre que llego tarde, esos desgraciados ya han matado a su víctima. No suelo llegar tarde, aunque esta vez...
Esta vez se le han anticipadointerrumpió Javi.
Sí... eso es. Se me han anticipado. Sin duda creen que estáis bajo la pista.
¿Bajo la pista de qué?preguntó Laura.
De momento, no importarespondió Dumoitiers. ¿Qué sabéis acerca de los templarios, muchachos?
Fueron fundados en el siglo XIIdijo Javi. Eran las unidades mejor entrenadas que participaban en las cruzadas. Crecieron y tomaron poder, crearon complejas estructuras económicas, aunque a lo largo del siglo XIII algunos fueron arrestados y ejecutados. Jacques de Molay fue el último gran maestre templario. Siglo XIV. Querían unificar todas las órdenes militares bajo el mando de un mismo rey, y De Molay se negó. Fue lo que condenó a los templarios a su desaparición tras dos siglos de esplendor.
Muchos fueron encarcelados y torturadosañadió Laura. Al final tuvieron que aceptar los cargos por los que se les condenó, ya fueran o no inventados.
Sí, esa es básicamente la historiadijo Dumoitiers. Sin embargo, la leyenda cuenta que el último gran maestre Jacques de Molay no dijo nada mientras le torturaban. Dejó un último legado. Un legado que fue a parar a mi familia.
Ahora la expectación era máxima. Javi no hablaba. Laura tampoco. Los demás escuchaban. Juanjo y Héctor habían dejado de buscar en el ordenador. Incluso Rafa, Lucas y Galindo se habían detenido a mitad del pasillo y habían vuelto sobre sus pasos para escuchar a Dumoitiers, que, vista la expectación despertada en los chicos, siguió hablando.
Ese legadocontinúo es único. Según cuenta la leyenda, servirá para derrotar al Mal más antiguo. Y ese era el gran objetivo de Jacques De Molay, que escondió este arma con un complejo sistema de pistas...
Ruidos y golpes interrumpieron el relato. Sergio bufó.
Es ese imbécil otra vez. ¿Está en la sala de aislamiento?
Galindo asintió. Sergio se dirigió a la sala de aislamiento, con su thaser en la mano. Se oyó un forcejeo, un golpe y, a continuación, todo quedó en silencio. A los pocos segundos volvió Sergio, con un ojo morado y una cara que no invitaba precisamente a preguntarle qué había pasado. Solamente miró al templario y le dijo:
Continúe...
Sergy, cuando queramos que te comportes como un bestia, te lo diremos...dijo Javi, irónicamente.
Ese mandanga no va a seguir haciendo el imbécildijo Sergio. De eso nada, estamos aquí con el templario y...
Valeeeeeeeeeeee, me he enteradoJavi levantó la mano y Sergio se calló. Por favor... siga le dijo a Dumoitiers.
Biendijo el templario. Estaba diciendo que De Molay escondió el objeto bien escondido, tan bien escondido que un antepasado mío, Alaric Dumoitiers, pasó gran parte de su vida descifrando el secreto que el último templario le había dado. Las averiguaciones que fueron haciendo pasaron de generación en generación hasta que el tesoro fue encontrado. Pero como un secreto así sale a la luz muy pronto, algunos conocidos vuestros intentaron hacerse con él. Desde entonces y hasta ahora lo hemos estado protegiendo.
¿No estaría mejor en algún museo?preguntó Rafa, desde el umbral de la puerta que cruzaba hacia el pasillo.
No lo creoreplicó Dumoutiers, y además nadie de mi familia puede llevarlo a ningún museo. Debemos mantenerlo oculto. Hicimos un juramento. De encontrar el tesoro, lo protegeríamos con nuestra vida.
¿Y qué pintamos nosotros aquí?preguntó Javi. Porque es obvio que no nos está contando esto por amor al arte.
Sí. Es cierto. Es vuestra decisión buscarlo o manteneros al margen. Vicente Vicuña y su amiga la sirena van a por él. Los lobos que hemos estado reteniendo los últimos días, no sé qué pretenden, pero parece que van a por los que quieren el tesoro. Vicente conoce la clave. El Ángel Oscuroexplicó Dumoitiers.
¿Pero qué significa...?
Recordad. El tesoro fue ofrecido porque él lo quiso. Es la primera de las clavescontinuó el templario.
¿A quién fue ofrecido?preguntó Lucas. ¿Y... y quién es él?
Y en qué lugar se enamoró de ti, no te jode...murmuró Rafa, con ironía. ¡Cállate ya, so melón! No nos va a decir nada más...
Cierto, no os voy a decir nada. Partís con ventaja. Vicente no sabe esa clave. Pero si queréis ayudar, debéis evitar que Vicente encuentre el tesoro. Y eso no ocurrirá, puesto que lleva tiempo tras él y urdiendo estratagemas para conseguirlo.
Dumoitiers se dirigió hacia la puerta y se fue, dejando a los chicos con cara de circunstancias.
Lo del ángel oscuro suena o a alguien que no quiere ser reconocido o a leyenda antigua apuntó Lucas, poco después, tras un par de minutos de silencio.
Leyenda antigua. Templarios. ¿Existe alguna leyenda con ángeles oscuros?preguntó Rafa.
Sea lo que sea, hay que encontrar ese ángel oscuro desde la pista dijo Javi, levantándose, y empezó a dar vueltas por la habitación. Es evidente que tenemos una pista: Fue ofrecido porque él lo quiso. Y eso debe llevarnos, se supone, a ese ángel oscuro del que hablaba Dumoitiers. Así pues, deberíamos centrar ahí las búsquedas. Poneos a ello. Yo voy a buscar a mi despacho. Tengo una colección de libros de leyendas que me río de Internet.
¿Te acompaño?preguntó Laura.
Clarodijo Javi. Tardaremos menos y podremos al menos pasar una tarde de relax juntos.
Me conozco yo vuestras tardes de relax se oyó la voz de José Antonio.
¡Sí, son iguales que tus noches de juerga con Sandra, imbécil!bramó Javi, mientras entraba en su despacho detrás de Laura, dando un portazo.
Todos se quedaron mirando a José Antonio primero y a Sandra después.
¿Vosotros dos...?preguntó Galindo, con un visible gesto de asco en su cara. Lucas no pudo contener la risa.
¿Qué pasa?preguntó José Antonio.
No, si no pasa nadadijo Galindo, enchufando un ordenador, y le murmuró a Lucas al oído. Pasa que te ríes de Javi cuando se ha llevado él a la tía más buena que hay en la ADICT… y tú a la pelirroja.
Lucas se partió de risa. Un grito les sacó de su momento gracioso.
¡¿QUERÉIS BUSCAR YA AL JODIDO ÁNGEL ESE, DESUSTANCIADOS?!
Sergio.
Bueeeno, vale, vale, ya vamos. Qué malas pulgas... ¡pero siguen sin gustarme las pelirrojas, Sergy!Galindo entró en el buscador de internet de mala gana.
Estuvieron toda la mañana mirando páginas web de todos los tipos, buscando leyendas urbanas relacionadas con aquello. A la una de la tarde, Irene anunció:
Creo que tengo algo. He investigado poniendo en el buscador la pista, “fue ofrecido porque él lo quiso”, entrecomillado, y a continuación “ángel oscuro”. He visto desde extraños seres alados en México, que pueden ser hadas, hasta, y observa bien, Sergy... esto Irene giró la pantalla del ordenador.
Sergio observó la pantalla de Irene. Algo debió llamar su atención, porque le dijo a los demás:
Dejad lo que estéis haciendo y venid aquí.
Y a continuación:
¡Javi! ¡Laura! ¡Irene ha encontrado algo!
Javi y Laura salieron del despacho. Laura llevaba un libro en la mano y un dedo entre sus páginas, marcando una en concreto.
Irene tomó la voz cantante.
Una antigua cripta de un cementerio. En Talaván, un pueblecito de Cáceres. La pista es una cita bíblica del profeta Isaías. Fue ofrecido porque él lo quiso. Año 1628.
Los ángeles malos de Talaván...Sergio leyó el encabezado. ¿Qué tienen que ver con la cita bíblica?
En la cripta se puede leer esa frase junto con otra. Los bichos son feísimos, tienen toda la pinta de ser ángeles oscuros. Creo que es el buen camino. Lo más intrigante de todo es que nadie sabe cómo llegaron hasta allí. Ni siquiera en los archivos del Ayuntamiento del pueblo se explica quién hizo esas pintadas.
Lo que puede llevarnos de nuevo a los Templariossugirió Lucas.
Fue ofrecido porque Él lo quiso. Y Él cargó con nuestros pecadosleyó Rafa. Si en mi pueblo hubiera algo como eso, yo me largaría.
Laura le pasó el libro a Javi, a una indicación de éste.
Hemos revisado como once libros de leyendas antiguas o relacionados con templarios dijo Javi. Hemos buscado por todas partes algo relacionado con esa cita bíblica. La verdad es que nuestra conclusión había sido la misma.
Puso el libro abierto encima de la mesa. La fotografía que salía a toda página era tan horrible que más de uno pegó un salto.
    


 Se parece a ti, Javi...dijo José Antonio.
Hubo unos instantes de silencio.
Se parece más a ti, igual eres descendiente suyoreplicó Javi, al cabo, con ironía. Nos vamos a Cáceres, caballeros. ¿Hay algún voluntario que quiera acompañarme a la cripta de los ángeles malos?
Más silencio.
No os tiréis todos de golpe, valientes...
Laura se adelantó.
Iré yo. No vas a ir solo a ese sitio.
Javi sonrió levemente.
¿Alguien más?
Ninguno más levantó la mano ni hizo gesto alguno para decir que les acompañaban. Nadie tenía ganas de entrar a aquella cripta.
Está bien. Laura, vamos a hacer las reservas del viaje.
¿Cuándo nos vamos?
Cuanto antes, mejor. Si podemos mañana, pues mañana.
Bien...
Y vosotros Javi se dirigió al resto de los allí presentes sois unos cobardicas. Tenéis miedo de unas pinturas en el techo de un cementerio abandonado donde no hay absolutamente nadie desde hace siglos.
Ese lugar tiene algo maligno que no me gustaapuntó Sergio.
Es verdad dijo Galindo. No sé qué puede ser, pero miro a los ojos a esos bichos y no quiero ir allí.
Ya, claro. Sacaré fotos y os las traeré...dijo Javi, dirigiéndose hacia su despacho.

Año 1143.
En el siglo XII, el rey Alfonso I el Batallador dejó escrito en su testamento que todas sus posesiones pasarían a manos de las tres órdenes militares de la Tierra Santa: la Orden del Santo Sepulcro era una. La Orden del Hospital era la otra. La Orden del Temple fue la tercera. Fue Ramón Berenguer IV quien solucionó la cuestión, años después, consiguiendo sustanciosos beneficios para la Orden del Temple, en el año 1143.
Muchas luces y sombras hubo a lo largo de los siglos con aquel asunto, que pareció caer en el olvido hasta que, en el lecho de muerte de Jacques De Molay, último gran maestre templario, Alaric Dumoitiers recibió un secreto de sus manos. Una pista que indicaba la clave para lograr encontrar el tesoro templario que acabaría con el Mal Más Antiguo. Una clave que jamás debería caer en malas manos. Un indicio que conduciría a aquel objeto, herencia del rey Alfonso I. Alaric encontró y guardó una fabulosa colección de armas de los templarios, que habían sido ocultadas en los últimos años de la Orden del Temple, justo cuando su decadencia comenzaba a hacerse patente. Pero no pudo hallar nada de aquel objeto oculto.
Alaric comenzó a investigar. De Molay había sido su maestro, su mentor, lo más cercano a un padre que había tenido en su vida. A lo largo de los años fue acercándose paulatinamente a aquel tesoro, pero no era suficiente. El secreto pasó de generación en generación y cada miembro de la familia estaba cada vez más cerca de conseguir encontrar algo...






Capítulo 2.
Cementerio maldito.

El mismo viernes Javi y Laura partieron hacia Cáceres. El viaje fue largo, desde las diez de la mañana hasta las diez de la noche, en autobús. Nada más llegar al hotel, ordenaron el equipaje en la habitación y se echaron a dormir, cansados del viaje.
A la mañana siguiente se despertaron a las ocho, desayunaron, y a las nueve ya estaban listos para ir al pueblo y echar un vistazo al cementerio antiguo. Tuvieron que coger un taxi para llegar hasta Talaván. Una vez allí, miraron alrededor. Era un pueblo acogedor y pequeño. A lo largo de los últimos años su población había disminuido notablemente. La gente abandonaba el pueblo y se iba a otros lugares. Laura miró a Javi.
¿Dónde está el cementerio ese?
Lo mejor es que preguntemos a alguien. A ese señor de allí, mismo.
Se acercaron al hombre, que estaba pintando la fachada de su casa.
Buenos días...dijo Laura.
Buenos días el hombre dejó de pintar y les miró.
¿Podría decirnos cómo llegar al cementerio antiguo?
La pregunta causó un efecto extraño. El hombre les miró como si estuvieran locos.
No vayáis a ese sitio. Está maldito.
Verá, somos una asociación de detectivesrespondió Javi, y vamos tras una pista que nos ha conducido hasta este sitio...
Ese lugar está maldito. Las almas de los condenados vagan por la cripta respondió el hombre. Es mejor que no vayáis allí. Si las molestáis, el alma del Hombre Gato os perseguirá eternamente.
¿El Hombre Gato?se extrañó Javi, mirando a Laura.
Más os vale no incordiarlesinsistió el hombre. Hay cosas mejores que ver que ese viejo y podrido cementerio. Nadie en este pueblo va nunca allí.
De todas formas queremos echar un vistazo dijo Laura.
Os he prevenidocontestó el hombre. Seguid el camino hasta el final. Allí lo veréis. No rompáis las ramas de la higuera al trepar el muro. A los condenados eso no les gustaría.
Javi y Laura se miraron.
Estoy empezando a tener miedodijo Laura, mientras echaban a andar por el camino que llevaba hasta el cementerio.
Son supersticiones de puebloJavi le dio la mano, intentando que se tranquilizara. En los pueblos pequeños estas cosas son normales. Todas estas leyendas urbanas son típicas, y han estado pasando de generación en generación hasta nuestros días. Y seguro que corregidas y aumentadas.
Caminaron hasta el final del sendero. El muro del viejo cementerio, devastado por el paso del tiempo, se alzaba delante de ellos. Dieron una vuelta alrededor del muro. Atisbaron una abertura en el mismo y pudieron entrar. Un simple vistazo al camposanto hizo llegar a Javi a una rápida conclusión:
Hace años que no viene nadie aquí. Esto es un estercolero y las malas hierbas crecen sin control. Nadie, o al menos muy poca gente ha estado aquí.
No sé qué hay aquí, pero empiezo a tener miedodijo Laura.
Javi se detuvo en seco. La cogió de las manos y la miró a los ojos.
No pasa nada. Estoy aquí, ¿vale?
Laura sonrió. Siguieron abriéndose paso entre los matojos y hierbajos. Entraron en un habitáculo a cielo descubierto donde había algunos nichos, podridos por el paso del tiempo, y restos de huesos humanos en el suelo.
Da mala espina. Sí. Mucha mala espina...murmuró Javi. Laura apretó más la mano de su chico.
Tenías que haber obligado a alguien más a venir. A José Antonio, que es mucho hablar y luego no hacer nada...
Son unos cobardicasrespondió Javi. Lo único que da miedo de este sitio es que está viejo, podrido, cochambroso y hecho una verdadera mierda. Ya está. No hay nada ni nadie aquí. Encontramos la cripta, buscamos el significado de la pista y nos largamos.
Continuaron avanzando. Al frente, imponente, una higuera, trataba de hacerse con todo el espacio de alrededor, y detrás del enorme árbol había un hueco. Los chicos se dirigieron al árbol, que parecía intentar disuadir de entrar por el hueco a cualquiera que se acercara.
Esta es la higuera de la que nos habló el lugareñoapuntó Javi. Rompamos las ramas y el Hombre Gato nos perseguirá como nos persiguieron los Vicuña...
¡No bromees con esas cosas!dijo Laura, asustada.
Atravesaron la maleza y el habitáculo de los nichos y traspasaron la vieja higuera. Una gran abertura en la pared les indicaba que ya había llegado allí. Frente a frente, se encontraron con la cripta.
Javi miró al frente, tratando de mostrarse impasible. Laura le daba la mano, que temblaba sobre la de él.
Entremos.
Decididamente se adentraron en la cripta. Laura miró hacia el techo, pero bajó la mirada y se abrazó a Javi, aterrorizada. Javi la abrazó fuerte. Su expresión impasible se tornó en ceñuda al ver a aquellos pintorescos dibujos en el techo. Veinte ángeles con capirotes, mostrando los dientes, como si estuvieran dispuestos a bajar desde el techo y abalanzarse sobre ellos. Insitintivamente Javi se llevó la mano a la funda y sacó la pistola de dardos somnífero, apuntando luego a algún sitio que más tarde, ni siquiera él mismo sabría explicar:
Era como si sintiéramos una amenaza sobre nosotros. Que íbamos a  ser atacados de un momento a otro.
Y Laura no se atrevía a levantar los ojos. Y Javi no sabía muy bien dónde estaba apuntando ni de lo que iban a tener que defenderse. Pero estaban solos. No había ni un alma en aquel sitio. Aunque... ¿ni un alma? La impresión que le daba a los chicos no era aquella, precisamente. Porque notaban como si hubiera alguien más allí, acechándoles. Javi levantó la vista. Pudo entrever un latinajo que recorría la cúpula, por debajo de las horribles figuras. Lo leyó, lenta y pausadamente. Le costaba leerlo, debido a las grietas de la cúpula y el deterioro provocado por el paso del tiempo.
Oblatum est quia voluit. Ipse portavit peccata nostra. Esaies. 1628.
Fue ofrecido porque él lo quisotradujo Laura. Y él cargó con nuestros pecados. Isaías. 1628.
Sí. La cita de nuestro misterioso francés existe, y la tenemos delante. Esa segunda parte no nos la dijo Dumoitiersapuntó Javi. La encontramos por Internet. Él cargó con nuestros pecados. Evidentemente se refiere a Jesucristo. ¿Pero cómo podemos relacionar eso con el caso?
Jesucristo se sacrificó por todos nosotrosdijo Laura, que seguía sin atreverse a levantar la vista del suelo.
Entonces eso nos llevaría a sacrificios. Sacrificios templarios, tal vez dijo Javi, sacando su móvil y buscando.
¿Sacrificios templarios?
Sí. Es la clave. Tiene sentido...tras unos segundos, pudo encontrar algo. Mira. La leyenda cuenta que algunos templarios adoraban a Baphomet. Una especie de demonio. Y le ofrecían sacrificios. Incluso encaja con la otra pista. Pero en este sitio tiene que haber algo más...
¿Pero a qué se refiere con el Baphomet?
Alguna criatura a la que los templarios adorasen, según se cuenta. Fue una excusa que sirvió para exterminar a la Orden del Temple, quemándoles en la hoguera.
El casodijo Laura, asimilando lo que acababa de decir Javi es que lo tenemos. Hemos comprobado que este sitio existe. Y tengo ganas de irme.
Sí... vámonosJavi se dio media vuelta y echó a andar hacia la salida de la capilla.
Al irse, enfrente de los destrozados nichos, observaron otra extraña representación.
Mira, el Hombre Gatodijo Javi, con más desdén que miedo. Y fíjate en esa otra figura.
Una extraña representación de ángel, si es que podía llamarse así, sostenía algo entre sus manos. Laura y Javi se detuvieron a mirarlo.

      
No es ninguna representación cristianacomentó Javi.
No lo es. Y da miedo. ¿Qué tiene entre las manos? Parece un vampiro antiguoLaura volvió a abrazarse fuertemente a Javi.
Lo que refuerza nuestra tesis. Este dibujo es la clave. Sí. Míralo. Es esto. Sin lugar a dudas, es esto... Con el móvil, Javi tomó un par de fotos del macabro dibujo. Guardó el móvil en el bolsillo de su chaqueta. Sostuvo la mirada unos segundos, como desafiando a la pintura. Le pareció ver una abertura en la pared. Un pequeño hueco. Acercándose, echó un rápido vistazo a su interior. Vio algo allí. Extendió un dedo en el interior del hueco y se topó con una llave. La sacó, sorprendido, y la miró. Entonces, proveniente del exterior, se oyó un ruido. De inmediato ambos desenfundaron sus armas, de nuevo. Javi miró a Laura.
Si nos matan, quiero que sepas que nunca he querido a nadie tanto como a ti, Lauri.
Si nos matan juntos, tampoco será un final tan malo, ¿no?
Javi sonrió. Era una sonrisa siniestra.
Hemos salido de situaciones mucho peores. No voy a achantarme por culpa de un ridículo dibujo en la pared...
El ruido volvió a oírse. Se dirigieron al muro para salir de allí. Un gato salió corriendo entre los matorrales. Javi enfundó el arma y se rió.
Un gatitodijo, mirando a Laura. Ella se rió también.
Sólo era un gato. Sí. Pero este lugar me sigue dando mala espina. Ya tenemos las pistas que queríamos. Y esta llave tan rara. Vámonos ya al hotel.
Javi asintió. Miró el reloj. Eran ya más de las doce y media. Cogió su móvil y envió unos mensajes.

CARTAGENA. SEDE DE LA ADICT.
Baphometdijo Sergio, mirando el móvil. El mensaje de Javi acababa de llegarle. También las fotos que había enviado. ¿Qué quiere decir la llave? Pero, sobre todo, ¿qué o quién es Baphomet?
Una marca de condonesrespondió Galindo, sin pensar.
Eres imbécille espetó Rafa, despectivamente. Pero imbécil. Para marca, la que te voy a dejar yo en la cara.
No es para ponerse así, hombre...dijo Galindo. Todo puede ser.
Marta había optado por sentarse en un ordenador y teclear las palabras “Baphomet” y “Templarios” en el buscador de Internet.
Si dedicarais más tiempo a buscar y menos a hacer el cabra, habríamos terminado con esto hace tiempodijo Marta. Mirad.
Según estoSergio miró la pantalla del ordenador los templarios adoraban a este ser repugnante de cabeza peluda y cuernos.
No todosapuntó Marta. ¿Hay algo más que nos aporten Javi y Laura?
Sacrificios templarios. Al parecer la otra cita bíblica que han encontrado hace referencia al sacrificio. Además, han encontrado una figura de un hombre gato y otra más, una especie de ángel macabro sosteniendo algo en sus manos. Por eso piensan que tiene que ver con los sacrificios templarios. Algo relacionado con lo divino que invoca a algo relacionado con lo oscuro. También encaja con lo del ángel oscuro.
Mirad esto señaló Marta, que seguía buscando información. Parece ser que, al adorar a este bichejo, lo cual no era demostrable, el rey de Francia pretendía acabar con la Orden del Temple para así quedarse con todo lo que poseía.
¿Hay algo más?preguntó Rafa.
Poca cosa. A veces le ofrecían animales en ofrenda y le realizaban peticiones, como muestra de culto. Se solían reunir y quien presidía la ceremonia mataba al animal con una espada y luego lo quemabanleyó Marta. Por supuesto, no todos los templarios participaban de estas prácticas, pero para Felipe IV fue motivo suficiente para acabar con ellos y quemarles en la hoguera por herejes.
¡El otro flanco! exclamó Sergio, dirigiéndose entonces a Juanjo y Héctor. ¿Tenéis algo?
Creemos que sídijo Juanjo. Al ser el símbolo de Talaván el barquero, el mapa nos lleva por la Vereda Real de Castilla. Hemos investigado paso a paso ese camino.
¿Y bien...?
Hasta hace poco estaba perdido, pero con lo que habéis dicho el puzzle encajadijo Juanjo, que parecía algo entusiasmado. Por la Vereda Real de Castilla se cruzaba el Tajo al paso por Talaván en barco, para seguir camino. Ya te he dicho que hemos investigado esa ruta palmo a palmo, intentando relacionarla con los templarios. Pues bien, agárrate: esa ruta pasa por Plasencia y allí hay expuestos permanentemente objetos templarios.
¿Nada más que eso? preguntó Sergio.
Hemos examinado el camino e investigado todos los puntos por los que pasaintervino Héctor.
Pero eso sólo no es motivo para pensar que hay que ir a Plasencia Sergio, viendo el entusiasmo de los chicos, les echó hacia atrás. Vale que haya una exposición templaria, ¿pero por qué ese sitio?
Porquedijo Juanjo, por ejemplo, las barcas con las que se cruzaba Talaván pertenecieron antiguamente al obispado de Plasencia. En aquella época no había puentes. Los habitantes de Talaván estaban exentos del pago por cruzar el río Tajo.
Hubo unos minutos de silencio. Héctor fue a hablar, pero Sergio parecía estar uniendo términos.
Bien... La Vereda de Castilla cruza el Tajo por Talaván, el símbolo de Talaván es el barquero, los barcos pertenecían a Plasencia y en Plasencia hay una exposición templaria, ¿es eso?
Sí, eso esafirmó Juanjo.
Muy bien. ¿Hay relación templaria con Talaván, sí o no?preguntó Sergio, que quería asegurarse de atar todos los cabos. La relación con Plasencia estaba hecha. La relación con los templarios, a medias.
Creíamos que Javi y Laura habían encontrado las inscripciones en los muros...dijo Marta.
Sí, eso está muy bien, pero Dumoitiers seguro que sabía lo que hacía. Ir hasta Plasencia y no encontrar nada sería frustrante.
Juanjo comenzó a buscar de nuevo. Héctor le imitó. Marta se dirigió hacia la biblioteca de la sede, mirando en la enciclopedia. Juanjo encontró algo al poco tiempo.
He buscado por la historia de Talavánle dijo a Sergio, enseñándole la pantalla. Siglo XII, Fernando II conquistó las tierras y las cedió a la Orden del Temple. Las llamaron “Talauan y su campo”. Los almohades atacaron varias veces. Luego quisieron imponer un pago por el cobro del río. Aquí tienes lo que encontré antes por otro lado: “el dominio espiritual dependía del obispado de Coria y el territorial correspondía al concejo de Plasencia: <<…Et ultra fluvium Tagum, […] Et de Portu de Ibor, sicut itur in directum ad rivum qui dicitur Almont. Et Almont ad jussum, sicut cadit Geblancus in Almont. Et Geblanco arriba, sicut itur ad Tamujam et…>> (Privilegio Fundacional de Plasencia, Alfonso VIII, 1184).
Y la Orden del Temple obtuvo muchos privilegios. Entre ellos el camino de Talaván al que nos referimos era de los más transitados. Al final la Orden de Alcántara perdió la paciencia y atacó a los templarios para reclamar las tierras sobre las que éstos tenían tantos privilegios resumió Sergio, mirando la pantalla del ordenador.
Sergio parecía satisfecho. Había relaciones más que de sobra para ir a investigar a Plasencia.
Según la leyenda escrita, en las espadas con las que los templarios hacían sus sacrificios debería de haber grabados intervino Marta de nuevo, con la nariz pegada a un libro. Están ocultos, pero al calentar el filo éstos salen a la luz.
Si eso es cierto, la siguiente pista está en la espada dijo Rafa, pensativo.
Eso quiere decir que hay que agarrar la espada y sacarla de allí, ¿no?preguntó Lucas.
Lucas... Sergio le miró, peligrosamente. ¿Estás diciendo que hay que robar la espada?
¿Cómo si no quieres examinarla detenidamente, calentar el filo y ver si tiene algún grabado que nos pueda conducir a la pista siguiente? inquirió Lucas.
Silencio sepulcral. Sergio le miró.
¿Y por qué no preguntamos si nos la dejan prestada?
Es todo tan bonito… se oyó una voz.
Sergio se volvió. El templario estaba allí.
¿Qué pasa ahora? preguntó Sergio.
Estodijo, dejando un pequeño cofre en el suelo. Aquí dentro tenéis un plano. Vicente no sabe nada de este cofre. Y tiene que seguir así.
¿Ya está? ¿Así de simple?
Si lo habéis hecho bien habréis encontrado la llave, ¿no?
Dumoitiers dejó la caja en el suelo y se fue, igual que había venido, misteriosamente, sin añadir nada más.
Mira. El tesoro. Javi y Laura tienen la llave. Y nosotros investigando como imbéciles… decía Rafa, algo enervado. Sergio le contestó:
Pues llamemos a Javi y Laura y contémosles las novedades…


¡¡Ya he perdido la poca paciencia que me quedaba!!
Puedes volver a intentar otro plan, Vicente.
¡No puedo! ¡Estoy harto! ¡Todos los planes de Serafín han salido mal! ¡Lo de que los Voronkov nos ayudaran salió mal! ¡Lo del maldito virus salió mal! ¡La ADICT nos jodió en tan solo veinticuatro horas algo que yo llevaba años planeando! ¡¡Y LA CULPA ES TUYA, MALDITA ZORRA!!
Vicente dio un golpe en la mesa, partiéndola por la mitad. La ira que reflejaba su rostro era algo que Raquel no había visto jamás.
Eh, sin faltar. Mi venganza iba con Serafín, no contigo. Tú me importas un bledo, vampirucho. No entiendo por qué te lo tomas así...
¿Que por qué me lo tomo así?le espetó Vicente a la sirena, mirándola peligrosamente a los ojos. Tú... estás aquí por casualidad, no lo olvides. Y yo llevo casi cuatrocientos años tras esos objetos. ¿Y me dices que no me lo tome así?
¿Cuatrocientos años?la sirena se asombró. ¿Tanto? ¿Pero por qué?
¡No te importan mis motivos! ¡A nadie le importan! Ese cerdo de Jean Jacques cambió todas las claves en cuanto tuvo la ocasión, y lo peor de todo es que nadie logró enterarse. Se llevó el tesoro a un sitio que sólo él conoce... pero olvida que yo voy un paso por delante. El ángel oscuro es la clave.
Raquel le miró, incrédula.
¿El ángel oscuro?
Sí, Jean Jacques lo dijo...
¿Para eso me haces ir a espiarles, para saltarme con esas, para decirme que conoces la pista?
Vicente pegó un bufido de impaciencia y giró su cabeza hacia la sirena. Sus ojos se clavaron frente a los de ella. Su mirada emanaba odio.
Es obvio que no conozco la pista y que el ángel oscuro no sé lo que es. Por eso te envié allí, pequeña cola escamosa... Así que cuenta.
Y yo qué sé. Sólo les oí decir algo de una espada. Y la Vereda Real de Castilla. Luego me llamaste y dijiste que viniera. Si pasó algo más o dijeron algo más no lo sé. Así que eso es todo.
¡La espada! Vicente casi pegó un salto. Sí... la espada. Entonces ya sé lo que es. Había una espada en las claves antiguas, antes de que Jean Jacques las cambiara todas. Es una espada templaria y en su filo se pueden ver las siguientes pistas. Supongo que Jean Jacques modificó debidamente aquello...
Raquel torció el gesto.
¿Me vas a explicar qué...?
¡Los templarios hacían sacrificios de animales al Baphomet! Y usaban una espada para sacrificar a las bestias. Una espada que tiene... oh, sí, una clave, pequeña cola escamosa a Vicente le brillaron sus ojos color rojo sangre. Dumoitiers escondió la espada. Claro. ¡Ya lo tengo claro! Vicente parecía haber entendido todo de golpe. Hizo un nuevo forjado sobre la espada. Borró la inscripción antigua y puso la nueva, como pista para llegar a la nueva ubicación del tesoro. O sea que sólo tenemos que coger la espada y largarnos. Podemos hacerlo. La seguridad nos da igual. Tú puedes inhibir las cámaras mientras yo me abro paso entre los guardias de seguridad. La tendremos en cinco minutos.
Cabe la posibilidad de que nos encontremos con los chicos de ADICT allí.
Pues peor para ellos, rubiamurmuró Vicente. Peor para ellos.


Año 1628.
Tras decenios de investigaciones por parte de la familia, Jean Jacques Dumoutiers logró hacerse con la clave última, que le había conducido hasta una cripta subterránea. Allí pudo contemplarlo por primera vez. Era real. Existía. Allí estaba. Si aquello caía en malas manos, podía desencadenarse un caos.
Era solamente un objeto. Pero un objeto valiosísimo, por el que, sin duda, cualquiera mataría.
Jean Jacques Dumoitiers abandonó la cripta. Había que mantener el secreto de los templarios, su tesoro, sus armas, a salvo. Comenzó a maquinar. Debía protegerlo. Personas de su entorno, personas en las que confiaba, podrían ayudar a ello. Por ello se vio con uno de sus íntimos colaboradores, Vincent Gaudin, partícipe del secreto desde el principio, quien le había ayudado a encontrar el tesoro.
Hay que protegerlole dijo Jean Jacques. Que nadie lo encuentre.
¿Sabes?, nuestras familias han trabajado juntas desde hace décadas, siglos, para encontrar finalmente este tesororespondió Vincent. Creo que sería un despropósito dejarlo ahí, sin utilizar. Podemos sacar mucha utilidad de ese tesoro, Jean Jacques. Acabemos con el Mal Más Antiguo nosotros mismos.
Éste le miró. Pareció escandalizarse.
Discrepo, amigo mío. La misión que se nos dio fue encontrar el tesoro, no quedárnoslo. Además, sólo con esto jamás podríamos acabar con ese Mal…
De todas formas, ya sabes que por ascendencia, pertenece a mi familiainsistió Vincent. Eso no puedes negarlo. ¡Soy descendiente del maestre Thibaud Gaudin!
No, no lo niego. Pero fue De Molay, y no Gaudin, quien transmitió el secreto a mi familia. Fue Alaric quien pidió ayuda al hijo de Thibaud.
¡Porque aquel conocía de la existencia del tesoro y podía ayudaros mejor que nadie! ¡Lo mejor que podemos hacer es llevárnoslo!insistió Vincent. No creo que sea una buena idea dejarlo aquí.
¿Te haces una mínima idea de lo que puede pasar si esto cayera en malas manos, Vincent?preguntó Jean Jacques. Puede cambiar el mundo tal y como lo conocemos.
Sí... puede cambiar el mundo dijo Vincent.
Jean Jacques se mantuvo inflexible. A pesar de que Vincent, por sus lazos de sangre con quien fuera gran maestre, Thibaud Gaugin, insistía que el tesoro le pertenecía por legítimo derecho, Jean Jacques sostenía que De Molay había transmitido el secreto a Alaric Dumoitiers y sólo a él. Otra cosa muy distinta había sido que Alaric, encontrándose perdido, pidiera ayuda a los descendientes de Gaudin, que habían oído hablar también del tesoro templario.
Así, comenzaron las discrepancias entre Jean Jacques Dumoitiers y Vincent Gaudin.


Capítulo 3.
Exposición templaria.

Javi y Laura habían vuelto tan pronto como habían podido.
Bueno, Sergy, cuenta dijo Javi.
Sergio señaló la caja como toda respuesta.
La trajo el tío raro ese. Dice que dentro va un mapa que indica la ubicación del tesoro.
Y nosotros tenemos una llavedijo Laura. Javi le dio la llave. Laura se inclinó sobre el candado del cofre y lo abrió. En el interior había un cofre más pequeño, incrustado en el primero, y una hoja de papel. Estupefacta, Laura cogió el folio. Se lo dio a Javi, que lo cogió con cuidado.
Este escrito tiene al menos doscientos añosobservó Javi.
Venga yadijo Rafa. ¿Cómo puedes saberlo?
El folio parece nuevo, pero ha perdido el brillo blanco que tienen los papeles nuevos. Y la tinta parece desgastada con el paso del tiempo. Es legible. Además, el papel es tan viejo que he tenido que cogerlo con mucho cuidado para no hacerse trizas entre mis manos. Así que no sé el tiempo que tiene, pero mucho, seguro.
¿Vas de Sherlock moderno? preguntó Rafa.
Más o menos dijo Javi, que empezó a leer el papel. Había poco escrito. Apenas unas pocas palabras.

El sacrificio templario.
El camino de Talaván.
La Vereda Real.


Al menos lo dedujimos todo bien dijo Sergio, animado. El sacrificio se refiere sin duda al Baphomet aquel.
Cierto. Sacrificios templarios ofrecidos a Baphomet, una figura tergiversada y erróneamente ligada al culto al diabloapuntó Javi. Eran sacrificios que se realizaban con algo. Una espada.
¿Erróneamente? preguntó Sergio. ¿Le has visto la cara al Baphomet ese?
Sí, es la imagen de Satanás que nos han hecho tener. Pero en realidad el demonio es uno de los cuatro arcángeles de Dios: Luzbel, de lo que deriva Lucifer. No sería tan feo ni hecho a propósitodijo Javi. Baphomet era en realidad un culto a la vida y la fertilidad.
Hay algo escrito por detrásapuntó Rafa entonces.
Javi le dio la vuelta al papel.
Ajá. Tinta más reciente. Es de un tono azul distinto al de la otra cara…
¿Sabes que te pones insoportable a veces? le espetó Lucas.
Sí, soy consciente replicó Javi, sin hacerle caso. “Salve, Rey Alfonso VIII”. ¿Qué cojones es esto…?
Organizaré el viaje a Plasencia dijo Sergio, encendiendo el ordenador.
Salve, Rey Alfonso VIII repetía Javi, mirando el papel en estado de ensimismamiento total. Salve… hum… tal vez los restos de algún antiguo palacio real en el camino… Los templarios lucharon del lado del Rey Alfonso. ¿Tendremos que buscar su tumba…?
Mientras tanto, Galindo había sacado el cofre del anterior cofre. La  cerradura que tenía era muy peculiar. Allí no encajaba una llave. Le dijo a Laura que le echara un vistazo.
Es una cerradura grande dijo. Demasiado grande para una llave.
Javi le siguió dando vueltas a lo de “salve, Alfonso VIII” hasta que Sergio lanzó una exclamación.
¡Un hotel!
Sí, clarodijo Javi, que aún seguía concentrado en sus pensamientos, necesitaremos un hotel para…
¡No, estúpido! exclamó Sergio. Estoy buscando hoteles para reservar en Plasencia y me ha aparecido el Hotel Alfonso VIII. Agárrate, ¡hay una exposición templaria permanente!
¡Perfecto! exclamó Javi. Eso nos encaja con que la anotación de Alfonso sea reciente. Reserva, ¡nos vamos a Plasencia!
Sí, a eso iba.

Sergio había organizado una partida hacia Plasencia. Partieron al día siguiente. Javi y Laura marchaban en coche. Sergio, Rafa, Galindo, Irene y Lucas, en otro vehículo. Así quedó organizado todo.
¿Sabes?le decía Javi a Laura. Siempre había soñado con esto. Un gran tour por toda España contigo.
Laura le miraba y sonreía.

Mientras tanto, antes de salir, Sergio había designado a los que irían en el viaje. Rafa organizaría el comando de acción para entrar en la exposición. A su mando estarían Lucas, Galindo e Irene. La seguridad no era para tomársela a broma, pues la exposición estaba permanentemente vigilada por gran cantidad de cámaras y había dos guardias de seguridad en cada sala. Para ello un equipo dirigido por José Antonio y formado por Héctor, Marta y Juanjo coordinaría desde la sede de la ADICT todo lo relativo a la seguridad y que la infiltración se llevara a cabo con éxito. José Antonio ya investigaba sobre cómo poder entrar en las cámaras de seguridad mientras el viaje se llevaba a cabo. Y en el coche comenzaron los planes.
Narcotizaje e infiltracióndecía Lucas.
¡Zambombazo y tentetieso! exclamó Galindo.
Sois profundamente imbéciles les espetó Rafa.
Seis horas y media para llegar... seis laaaargas horas y mediasuspiró Sergio, llevándose las manos a la cabeza y pensando que no sobreviviría a tanta estupidez junta.
¿Qué fue del imbécil aquel que intentó agredir a Javi?preguntó Rafa, cambiando de tema.
Sigue encerrado. No quiere hablar. Supongo que Marco le sonsacará algo dijo Sergio, con más fe que esperanza. Y si me perdonáis, voy a parar en la gasolinera, antes de que me volváis loco y tengamos un accidente.
Pero perdemos a Javi y Laura…
Pues que lleguen antes.

Javi y Laura llegaron a las seis y media de la tarde a Plasencia. Subieron al hotel y deshicieron las maletas. Lo primero que hizo Javi fue colocar el portátil encima de la mesa y encenderlo. Laura se puso junto a él y estuvieron buscando información sobre las espadas templarias y la exposición. Ésta había estado rotando por toda España desde el año 2009. Estaba principalmente formada por imitaciones, aunque había algunas piezas originales de relativo valor. Cómo se las había apañado Dumoitiers para coger la espada y ponerla allí era todo un misterio, pero eso no importaba. El nombre de la exposición era, según la web a la que habían llegado, La Iluminación en la Edad Media. Entre los objetos templarios que figuraban allí había archivos de los procesos contra la Orden del Temple, códices estampados en plata y, por ser un objeto único y singular, la espada. Así que parecía que habían acertado. El ángel oscuro les había llevado a Baphomet. Baphomet, a la espada con la que los templarios le ofrecían sacrificios. Todo parecía fácil. Había pasado una hora y media desde que Javi y Laura habían llegado y buscado toda aquella información. A eso de las ocho salieron a la calle, fueron a una hamburguesería, cenaron rápidamente y volvieron al hotel. De inmediato Javi volvió a encender el ordenador portátil para hacerse con un plano detallado del edificio en el que tendrían que entrar a coger la espada. Era el Hotel Alfonso VIII, situado en el centro de la ciudad. Tenía cuatro estrellas. Una más que en el que estaban alojados. Sus cuatro salones tomaban nombres de ríos, tales como Tajo, Guadiana o río Jerte. Envió los datos por correo electrónico a la sede principal de la ADICT, donde Héctor y Juanjo los recogieron y comenzaron la elaboración del plano del hotel. José Antonio, por su parte, empezó a introducirse en el sistema de cámaras de vigilancia, cosa que no le costó demasiado. Para las diez de la noche estaba ya todo prácticamente terminado. Javi recibió el plano en su correo electrónico, junto con un mensaje que le informaba de que la ADICT ya tenía total acceso al sistema de cámaras de vigilancia.
Por su parte, Sergio, Rafa, Lucas, Irene y Galindo ya estaban llegando al hotel para encontrarse con Laura y Javi. Eran las diez y media de la noche cuando llegaron y fueron puestos al día. Sergio había decidido hacer una parada más bien larga. Las tonterías de Galindo y Lucas le habían dado dolor de cabeza. A las doce Sergio se fue a su habitación doble con Rafa; Galindo, Lucas e Irene se fueron a una triple situada en el mismo pasillo y Laura y Javi se quedaron en su habitación doble. Decidieron que al día siguiente, a las once y media, entrarían en el hotel Alfonso VIII junto con un grupo de turistas que iba a ver la exposición y del cual Marta les había informado antes por correo electrónico.

El día siguiente amaneció nublado. A las ocho y media Javi se despertó y miró por la ventana. Una fina llovizna caía, empapando las calles. Debía de hacer un frío infernal allí afuera. Despertó a Laura y a los demás y fueron a desayunar. Tras el desayuno, Sergio fue a hablar con el encargado de la exposición para pedirle que les dejaran prestada la espada, a lo que, por supuesto, el encargado se negó. Así que tendrían que seguir con el plan si querían abrir el cofre. A las nueve y cuarto estaban todos reunidos en la habitación de Lucas, Irene y Galindo, para poner el plan a punto.
Bien dijo Laura, la exposición ocupa dos de los salones. El Salón Tajo y el Salón Guadiana los señaló en el mapa. Tenemos que entrar junto con el grupo de turistas que tiene prevista su hora de visita a las once. Exactamente cinco minutos después de haber visto la espada y teniéndola localizada, nuestro experto en catástrofes hará su truco de la alarma de incendios señaló a Lucas, que sonrió sarcásticamente con una leve inclinación de cabeza y entonces cundirá el pánico. Entonces Javi y Sergio entrarán en la sala, me verán a mí en pie junto a la vitrina de la espada, y lanzarán botes de humo al suelo cegando a todos los presentes. José Antonio apagará todas las cámaras de seguridad en cuanto Lucas haga saltar la alarma. Abrimos la vitrina, cogemos la espada y nos largamos de allí.
Y para terminar de dar un golpe maestro dijo Javi, abriendo el armario y sacando una espada de su interior, Sergio estará en la puerta listo para dar el cambiazo y que no se note que ha pasado absolutamente nada. ¿Bien?
Todos asintieron. Javi se dirigió a Sergio y a Laura.
A partir de las once, tiempo estimado de localización de la espada.
Según el orden de la exposición, unos veinte minutosrespondió Larua.
¿Tiempo estimado para hacer saltar la alarma, Lucas?
Entre que me escabullo del grupo y la localizo, dame cinco minutos.
¿Tiempo estimado para abrir con las ganzúas la vitrina de la espada, Lauri?
Tal vez otros cinco minutos.
Tal vez eso sea demasiado.
La otra opción es romper el cristal a martillazos y hacer ruido y que todo el mundo se entere.
Desalojaré la saladijo Rafa entonces. Mientras me hago oír y me llevo a la gente ganaré tiempo.
¿Crees que te van a oír o a hacer caso?preguntó Irene, no muy convencida.
Claro, en cuanto enseñe el carné de la ADICT. La gente necesita esos guardias de seguridad que les guíe en momentos difíciles durante algunos molestos acontecimientos que son producidos por gentuza como nosotros...
Qué bien te ha quedado gruñó Javi. ¿Tiempo estimado del cambiazo?
Teniendo en cuenta que no vamos a ver tres en un burro después de que lancemos los botes de humo, unos dos o tres minutos respondió Sergio.
Necesitaremos entonces unos tres cuartos de hora en totalresumió Javi. Pongamos todas las ideas en orden y estudiemos los planos.
En la planta baja estaba la cafetería. Los salones de celebraciones, que ocupaban las exposiciones en aquel momento, se encontraban en la primera planta. Cuarenta y cinco habitaciones dobles. Ocho individuales. Dos suites. Amplio salón de buffete libre arriba en un gran salón mirador.
¿Y por qué exactamente no nos dejan prestada la espada? preguntó Rafa, que veía lagunas.
Porque no les da la gana. De todas formas, si no la cogemos nosotros llegará la sirenita con el vampiritodijo Laura. Mejor cogerla y devolverla cuando acabemos esto a que la roben.
Aunque Vicente la coja, no puede abrir el cofre con ella dijo Javi. El cofre lo tenemos nosotros.
Habrá que ir con cuidado para que no se entere dijo Sergio. Ese tío es demasiado listo.
Seguro que lo sabe comentó Laura.

Vincent no iba a rendirse en sus intentos de persuadir a Jean Jacques de quedarse el tesoro sólo para ellos. Evidentemente conocía su ubicación, pero la estrecha vigilancia a la que tenía sometido el tesoro Jean Jacques no le dejaba ni acercarse tan siquiera un poco. Era frustrante. Tenía ante sí el secreto mejor guardado de la Orden del Temple, un secreto que su mismísimo tatara-tatarabuelo había poseído, y ahora Jean Jacques no le dejaba ni acercarse. Era suyo. Legítimamente.
No deja de ser curiosa la forma de pensar de la mente humana. Cuando nos empeñamos en que algo es nuestro, tiene que serlo. Ese afán de poseer cosas materiales, aunque luego no vayan a servir para nada, es intrínseco al ser humano desde que el mundo es mundo y nosotros caminamos por él. No deja de llamar la atención cómo le pedimos a nuestra vida cosas que, tal vez sí, o tal vez no, necesitemos. O acaso nos parezca que las necesitamos. Lo que sí sabía Vincent era que quería el tesoro. Y lo quería porque se había empeñado en acabar con el Mal Más Antiguo. Y los otros colaboradores de Jean Jacques, que también lo habían sido del propio Vincent, se negaban a permitir el paso a éste al lugar donde estaba el tesoro, ya no tan oculto, pero sí custodiado, secretamente.
Jean Jacques había fundado una orden de Guardianes. Los Guardianes del Temple. Los vigilantes del tesoro. Tenían orden de proteger con su misma vida lo que había dentro de aquella cámara. Y Vincent no participaba de aquello, porque eran por todos muy conocidas sus intenciones de llevarse el tesoro.
Aquella noche, Vincent deambulaba por las calles de una ciudad del norte de España. Santander. De improviso apareció sigilosamente una figura enfrente de él. Era un hombre, aparentaría menos de 30 años. Sus ojos estaban inyectados en sangre, y transmitían miedo. Contrastaba con la simpática sonrisa que mostraba. El pelo, lacio, despeinado, le daba un aspecto desenfadado.
Tú eres el que necesita ayuda...
¿Quién eres?preguntó Vincent.
Soy Serafín Vicuña. Y la pregunta correcta no es quién soy. Sino... qué soy mostró sus colmillos a Vincent, que contuvo una mueca de espanto.
¿Qué es esto?
Sé lo que quieres. Casualmente algo como eso nos vendría muy bien. Te voy a ofrecer un trato. Un trato que no vas a poder rechazar.
Vincent quedó en silencio tras las palabras de Serafín. Estuvo unos segundos pensándolo, hasta que finalmente dijo:
Te escucho.
Serafín sonrío.
Esta es mi propuesta. Si quieres el tesoro, necesitarás algo más que suerte y ese objeto. La Orden de los Guardianes del Temple lo custodia. Y, al parecer, según tengo entendido, solamente un legítimo descendiente de Gaudin puede cogerlo. Es decir, tú. Ni Dumoitiers, ni ninguno de sus amigos. Por ello, si en verdad lo quieres, cosa que no me extrañaría en absoluto, nosotros te vamos a ayudar.
¿Y por qué quieres ayudarme? ladró Vincent. ¿Qué sacas tú de todo esto? No me fío.
Yo saco un aliado para mi aquelarre. Claro que puedes negarte, y entonces te quedarás sin tesoro. Te estoy ofreciendo la posibilidad infinita de poseer el tesoro hasta el mismísimo fin de los tiempos... y tal vez más allá.
Lo que quiero es ayuda, Vicuña. Ayuda para acabar con…
El Mal Más Antiguo. Lo sé. Créeme que estoy dispuesto a ayudarte. Todos lo estamos.
La voz sedosa de Serafín hipnotizó a Vincent. De inmediato accedió a su propuesta.
Mi lealtad a cambio de que me permitas esas facilidades para coger el tesoro. Hecho.
Tal vez Vincent no sabía dónde se metía. Lo último que vio antes de caer inconsciente al suelo fueron los colmillos de Serafín Vicuña clavándose en su antebrazo. Lo último que sintió, un inmenso dolor. Y lo último que oyó, sus propios alaridos de dolor en mitad de la noche.

Capítulo 4.
La espada.

Javi, Laura, Sergio, Rafa y Lucas se habían mezclado con la gente que había entrado a ver la exposición. Eran las once y cuarto de la mañana y el guía les estaba mostrando diversos objetos. Pero el que les importaba de verdad estaba allí delante, dentro de una vitrina de cristal. A una señal de Rafa, José Antonio hizo que las cámaras de seguridad de la sala dejaran de emitir imágenes, causando el desconcierto de los vigilantes. Era ya el turno de Lucas. Rápidamente se zafó del grupo de turistas y buscó la alarma de incendios. Apretó el botón y de inmediato un estridente sonido llenó la sala. Le tocó entonces a Javi y Sergio, que lanzaron sendos botes de humo, un humo denso y negruzco que cubrió la sala. Laura se acercó a la vitrina y empezó a forzar la cerradura. Un par de guardias de seguridad hicieron su aparición en ese instante, pero Rafa y Lucas les dispararon dos dardos, dejándoles inconscientes. En tres minutos Laura sacó la espada de la vitrina y Sergio introdujo la réplica que llevaba escondida bajo su chaqueta. Escondió la original en el mismo sitio y se largó lo más deprisa que pudo. El humo comenzaba a disiparse. La alarma de incendios se detuvo entonces. Rafa dijo a José Antonio que restableciera la imagen. Las cámaras volvieron a emitir su señal. Los vigilantes estaban desconcertados. Al parecer, no había pasado nada a pesar de aquel escándalo. De todas formas, aquello no iba a ser tan sencillo. La policía había llegado mientras el desconcierto estaba sembrado, y cerró las puertas para que no saliera nadie.
Genialdijo Rafa. Ahora estamos jodidos.
¡Que no se mueva nadie! exclamó uno de los policías.
Javi se adelantó, enseñando la insignia de la ADICT.
¿Y tú quién eres? preguntó el policía.
Presidente de la ADICT.
¿La ADICT?
Sí, la ADICT. Avisamos de que alguien intentaría robar aquí y por ello pedimos que se nos concediera la custodia de la espada templaria de la exposición, a lo cual el encargado se negó.
No parecéis ser de fiar…
Habló aquí el guardián del orden bufó Rafa.
Si tienes algo que compartir con los demás, adelantele instó el policía.
Que te calles, que nos jodes el operativole espetó Rafa.
¡A mí no me faltes al respeto! exclamó el policía.
José Antonio miró a Juanjo desde su centro de control.
Nos ha tocado el poli fantoche.
Y tanto Juanjo meneó la cabeza.
Y en la exposición…
¡Y a mí no me tutee! ¡Exijo un respeto! ¡Soy jefe de operaciones de la ADICTgritó Rafa. El policía se acercó a Rafa, amenazador, llevándose la mano a su porra, haciendo ademán de sacarla.
Yo tuteo a quien me da la gana, ¿te ente…?
Una mano en el pecho le detuvo.
Retroceda y déjenos salir.
Era Javi. El policía le miró despectivamente.
¡Ja! ¿Que te deje salir?
No le consiento que me tuteele espetó Javi. Soy el presidente de la ADICT, Asociación De Investigación Cartagena, estamos aquí por un operativo de vital importancia y quiero hablar con su jefe ahora mismo acerca de sus aires de superioridad y su fantochismo en estado puro. Tal vez así se le bajen un poco los humos.
El policía se rió histéricamente.
¡De aquí no sale nadie! ¡Ha saltado la alarma de incendios y se ha producido un robo! ¡Alguien se ha llevado algo!
Laura movió la cabeza.
¿Usted ve que falte algo?
¡Han robado, así que cállate, niñata! gritó el policía.
Javi se encaró con el policía, empezando a enfadarse.
¿Qué la ha llamado?
¡Lo que es! ¿Quiénes os pensáis que sois? Esto es Plasencia, no Cartagena, ¡y aquí vosotros no pintáis nada!
¿Sabes, mamandurrio? le soltó Javi. A mi novia no la falta ni el Tato. Estás agotando mi paciencia. O nos dejas salir o enviaremos un informe con el que vas a estar poniendo multas en la zona azul toda tu vida.
¿Qué me has llamado?
¡¡MAMANDURRIO!! ¡¡ESO TE HE LLAMADO, CERNÍCALO DE ESTEPA!!
El policía también se encaraba con Javi. Laura se veía venir lo peor. Mientras, José Antonio despotricaba contra los policías locales.
Son todos unos chulos. Una panda de fantoches que se piensan que ellos son la ley.
Hombre, les hemos pegado un cambiazo a la espada, no les falta razón dijo Juanjo.
Ya. Joder, qué cate le ha soltado a Javi…
El policía se había cansado y había pasado a las manos, propinando un puñetazo a Javi después del último grito de éste. Pero Javi no se iba a quedar quieto. Pum, pam. Patada frontal al bajo vientre. El policía sacó su porra y atacó a Javi. Éste detuvo el brazo y lanzó al policía al suelo. Éste se levantó, intentó volver a atacar, pero Javi ni se inmutó. Patada y codazo hacia delante, y su oponente quedó tumbado en el suelo. Los otros tres policías desenfundaron sus armas y apuntaron a Javi. Laura, Lucas, Rafa y Javi hicieron lo mismo. Y entonces una ventana se rompió y apareció Vicente.
Genial, el que faltabamurmuró Rafa.

Año 1628.
Esa misma noche, Jean Jacques estaba en su casa cuando oyó varios ruidos extraños. Fue a echar un vistazo, pero no había nadie. O eso era lo que parecía. Al volver a su habitación, una sombra se agazapaba en la penumbra que dejaba la tenue luz de la luna llena.
Dumoitiers...
Jean Jacques se preguntó quién diablos era aquel tipo. Éste se acercó un poco para dejarse ver. Ojos rojos, pelo castaño brillante y facciones duras.
Ya sabes que hemos descubierto algo que, por legítimo derecho, pertenece a mi familia...
Tú eres... eres... Vincent...pudo decir Jean Jacques, al fin, entre balbuceos.
Sí. Soy yo. Vincent. O mejor dicho... Vicente Vicuñarespondió el otro, y tú vas a dejar de ser... a no ser que me des lo que quiero. Sé que sabes dónde está ese tesoro. Así que sé bueno y dime dónde está.
¿Qué te ha pasado? ¿Qué te han hecho?
¿Te llevarías el gran secreto de los templarios a la tumba?preguntó Vicente, con una sonrisa malvada en su cara. Qué noble por tu parte.
Jean Jacques le miró. Vincent había sido su hombre de confianza durante muchos años.
¿Qué te ha pasado?
Digamos que alguien me ha dado ciertas habilidades con las que ese pequeño tesoro que hemos descubierto será mío.
Vicente se abalanzó sobre Jean Jacques, sin darle a éste tiempo a reaccionar, arrinconándolo contra la pared.
Dime dónde está o lo lamentarás.
No...
Vincent mordió el brazo de Jean Jacques.
¡Dímelo!
Jean Jacques siguió negándose. Recibió un nuevo mordisco en el otro brazo. No se supo nunca a ciencia cierta cómo pasó. Lo cierto es que a los pocos minutos, Vicente tuvo que huir. Las leyendas hablaban de unas figuras enormes, que corrían a cuatro patas, que persiguieron a Vicente durante toda la noche. Sin duda, eran licántropos.
Al día siguiente Jean Jacques no pudo ni moverse a causa de las heridas recibidas. La tentativa de Vicente de acabar con él no había dado resultado. Vicente, de todas formas, no había terminado. Volvió a los dos días, a la misma hora de la noche, sin prever qué había podido pasar después de haber dejado medio muerto a Jean Jacques en el suelo.
Vuelvele había dicho Serafín Vicuña, líder del aquelarre. Está vivo.
¿Y no andan esos malditos lobos por ahí?
No lo creo. La Luna Llena fue hace dos noches. Ya sabes cómo son esos apestosos perros.
Sí... lo sé. Pero esta vez no dejaré cabos sueltos. Serafín, acompáñame.
No lo creo.
¿Por qué no? Tú me has transformado. Tú me has hecho lo que soy.
Me lo pediste en tu lecho de muerte.
Porque quiero ese tesoro, y a cambio te ofrezco mi lealtad. Pero voy a necesitar algo de ayuda por aquí, ¿sabes?
Está bien. Vigilaré a tu amiguito.
Serafín y Vicente Vicuña, los dos vampiros más peligrosos del grupo, se dirigieron hacia la casa de Jean Jacques. Vicente volvió a preguntarle por el tesoro. Pero Jean Jacques no era el mismo. Les atacó con una fuerza sobrehumana. Sus ojos se habían vuelto color rojo sangre; su piel, pálida. Era un neófito. Y muy fuerte. No le supuso un gran esfuerzo reducir a Vicente en la confrontación física. Serafín entró a través de la ventana, de un salto, y sacó a Vicente de allí, embistiendo contra Jean Jacques y dejándole aturdido de un fortísimo golpe. La experiencia y veteranía de Serafín Vicuña fueron determinantes contra un neófito que aún no controlaba sus nuevos poderes.
Cuando regresaron, Blanca, Félix y Casimiro les estaban esperando.
¿Cómo es posible que pasara algo así?preguntó Felix.
Eso mismo me pregunto yoreplicó Serafín. ¿Cómo es posible que ninguno de vosotros previera lo que iba a suceder?
Es un escudodijo Blanca. Es capaz de anular nuestros poderes. Por eso no vemos sus acciones. No sabemos qué va a hacer. Ni lo que piensa. Nada.
Necesitamos ese tesoro. A cualquier preciodijo Vicente. ¡Como sea! Me da igual lo que hagamos para conseguirlo pero si queremos el dominio absoluto vamos a tener que encontrarlo.
¿Y cómo te piensas enfrentar a ese tipo y al resto de guardianes de los tres objetos que persigues? preguntó Serafín, irónico. No podemos nosotros solos.
Si nosotros cinco no podemos, entonces ampliaremos nuestro número respondió Vicente.
Por una parte, Jean Jacques Dumoutiers ideó un nuevo escondite para el tesoro. Lo hizo todo él solo, sin ayuda. Con un sigilo y discreción pasmosos, trasladó el tesoro a un sitio estratégico que solamente él conoció. Se erigió en un nuevo líder templario. Reclutó a gente para su nueva organización. La misión era muy clara. Proteger el secreto y la ubicación del tesoro, con sus mismas vidas si era preciso. Fue el renacimiento de una nueva orden templaria: la Orden Oscura del Temple.
Por otra parte, Serafín Vicuña, líder del aquelarre vampírico más poderoso de Europa, pensó durante siglos en el tesoro. Desperdició años buscándole. Forjó alianzas con otras criaturas. Durante el siglo XIX selló una alianza con los licántropos, que, dada la enemistad natural existente entre vampiros y hombres lobo, acabó mal. Los licántropos no conocían el fin último que querían dar los vampiros al tesoro, y cuando lo conocieron, rompieron toda alianza con los vampiros, persiguiéndoles desde entonces. La idea fue mal acogida por los Vicuña. Mataron a muchos licántropos y el líder de su manada juró que encontrarían ese tesoro antes que los vampiros para protegerlo de sus oscuras ambiciones. La búsqueda del tesoro continuó. A principios del siglo XX, Serafín Vicuña contactó con Karel Voronkov, líder de un potente aquelarre ruso de vampiros. Karel sugirió la creación de un ejército de neófitos a lo largo de cien años en diferentes países. A finales del siglo XX el aquelarre Voronkov se estableció en España. Sirviéndose de simples peones como Silvia Guirao o Julián Cabrera lograron completar un ejército de neófitos muy interesante. Pero la codicia lo fastidia todo. El motivo de la traición de los Voronkov fue muy simple. Karel quería el tesoro templario para ellos, y al enterarse del fin que querían darle los Vicuña, no pudo resistirse a utilizarlo para lo mismo.
De pronto una organización de detectives, la ADICT, se vio metida en mitad del lío. Los Voronkov acabaron mal. La ADICT destapó su red de neófitos y acabó con todos ellos. Los Vicuña, enterados de la traición que se urdía contra ellos, mataron a todos los Voronkov.
No era el final de las preocupaciones de Serafín. Una antigua aliada, Raquel, una sirena, volvió justo después de aquello. Robó la estela cántabra, historia por todos conocida. Para entonces los Vicuña pretendían crear neófitos con un virus vampirizador creado a base de veneno ponzoñoso sacado de los colmillos del propio Serafín. La estela cántabra que había robado la sirena era la clave para controlar a los neófitos creados con ese mismo virus.
Y, sin embargo, tanto afán tenían los Vicuña por hacerse con el tesoro que habían descuidado los pasos de Jean Jacques Dumoitiers, del cual Serafín no sabía nada desde hacía muchísimos años...
El plan del virus salió mal. Dos chicos de la ADICT acabaron transformados. Utilizaron sus habilidades para acabar con Blanca, Serafín, y todos los demás Vicuña, a excepción de Vicente, que se salvó in extremis. El virus fue destruido y el antídoto utilizado en los que se habían transformado.
Y mientras tanto, Jean Jacques Dumoitiers seguía enfrentándose a todos aquellos que querían encontrar el tesoro para su propio beneficio. Licántropos, otros vampiros, algún que otro humano que se atreviera a intentar descubrir algo...
Los seguidores de Dumoitiers habían seguido fielmente a su líder, también de generación en generación, guardando su secreto vampírico. Algunos habían sido transformados a voluntad propia. Si había algo que Jean Jacques tenía claro era que no quería ser un vampiro sanguinario, igual que lo era Serafín. Por ello siempre intentó utilizar sus habilidades solamente para salvaguardar el tesoro de aquellos que lo querían para sí, o darle el mismo uso que pretendieron darle los Vicuña.


Vicente miró a los chicos fijamente.
Vaya, vaya. Así que… aquí estáis.
Rafa le apuntó con su arma y retrocedió hasta la vitrina donde estaba la espada falsa.
Rafa, Rafa, Rafa… Vicente movió la cabeza acercándose. ¿Cuándo aprenderás que no puedes vencerme? Ni tú ni nadie, en realidad. ¿Sabéis? Quiero ese tesoro. Quiero acabar con el Mal Más Antiguo. No tenéis por qué impedirme que coja la espada.
¿El Mal Más Antiguo? preguntó Javi. ¿Qué es eso?
El policía inconsciente se levantaba del suelo, goteando sangre.
Eso, mi querido amigo, es lo que es. El Mal Más Antiguo está en la Tierra desde el comienzo de los tiempos. Desde la Era de los Dioses más arcaicos. Voy tras ella desde hace cientos de años.
No tienes ni pies ni cabezadijo Rafa, apuntándole con la thaser. Así que date la vuelta y lárgate por donde has venido.
Vicente se plantó junto a Rafa como un relámpago y le arrancó la thaser de la mano.
No va a morir nadie más. Sólo el Mal Más Antiguo. Y para ello necesito esta espada.
¡Alto, alto, alto! exclamó Javi, mirando a Vicente. Éste le devolvió la mirada. Javi enfundaba su pistola. Mira. Sin armas.
Vicente escrutó a Javi detenidamente. El policía se había levantado del suelo. Sus compañeros aún apuntaban a los chicos.
¡No os quedéis quietos, detenedles! bramó.
Una lluvia de dardos impactó contra los policías a señal de Laura.
Pesados murmuró. Vicente se acercó a Javi.
Así que quieres saber qué es el Mal Más Antiguo.
Por favor dijo Javi. A lo mejor si nos cuentas esto podemos arrojar algo de luz sobre un asunto que lleva ya más de dos años persiguiéndonos.
El Mal Más Antiguo no se puede vencer a no ser que se utilicen ciertos objetos. Esta espada me conducirá al primero de ellosVicente hablaba mirando la espada casi con devoción y admiración, como si hablara de su propio dios. Por supuesto, el Mal Más Antiguo es lo que los Vicuña estaban intentando destruir desde hace años. Jamás hemos podido ver esta espada. Dumoitiers se ha encargado de esconderla muy bien. Es una suerte que hayáis estado en medio. Nos habéis quitado a los Voronkov, me habéis liberado de la fidelidad que guardaba a Serafín, de esa apestosa sirena…
De nada, un placer… gruñó Rafa.
¿Y qué tiene ese Mal Más Antiguo para que tú quieras acabar con él? inquirió Javi.
Eso, mi querido presi, no es de vuestra incumbencia. Dadme la espada.
Rafa no se separaba de la vitrina. Vicente se acercó.
Venga, sabes que no puedes detenerme.
Rafa se apartó de la vitrina. Vicente la rompió y cogió la espada. La alarma saltó, estridentemente, y Vicente puso pies en polvorosa. Un nuevo grupo de policías llegó al sitio.
¿Qué ha pasado? preguntó uno de ellos.
Que han robado la espadadijo Javi. Delante de nuestras narices.
Y le mostró una foto de Vicente huyendo del sitio con la espada.
Cuando Vicente se entere de que es falsa, va a ser gracioso, Rafa… murmuró Lucas en la oreja de Rafa.
Muy gracioso, Lucas. Muy, muy gracioso…


Capítulo 5.
Lux et Veritas.


Lux et Veritas.
Cada vez que los chicos leían la inscripción en el filo, menos sentido tenía ésta. Lux et Veritas. Luz y Verdad. Estaban en el viaje de vuelta a casa, con la espada bien guardada. Javi, Laura, Lucas y Rafa compartían coche. Fue Javi quien habló en primer lugar.
Vicente mencionó el Mal Más Antiguo.
¿Y qué? preguntó Rafa, aburrido.
Que sea lo que sea eso, esta espada es el arma que puede acabar con ese mal. Es una espada templaria, y además, la inscripción me lo confirma.
¿Qué te confirma? preguntó Lucas.
Lux et veritas. Luz y verdad. La luz derrotará a la oscuridad, la verdad derrotará a la mentira. El bien derrotará al mal, a fin de cuentas. Esta espada es lo que protegía Dumoitiers y su, llamémosla, secta, durante tantos años.
Pues no era tan difícil de encontrarterció Lucas.
O síintervino Laura. Fijaos la de vueltas que hemos tenido que dar. Se supone que en el origen estaba en Francia, pero Vicente y Serafín le perdieron la pista. De ahí que intentaran alianzas con sirenas y demás, pero no salió bien.
Esta espada abre nuestro segundo cofredijo Javi, frunciendo el ceño. Y ese ansia que tiene Vicente de acabar con el Mal Más Antiguo no me convence. Algo trama. No creo que quiera acabar con el Mal por gusto. Seguro que quiere alzarse en el poder o algo así. ¿Recuerdas la imagen del cementerio maldito? La que parecía un vampiro.
Sí, pero bueno, ¿no sería eso demasiado típico? preguntó laura.
Sí, pero fíjate la de molestias que se han tomado desde hace tantos años. Reclutando neófitos por toda Europa. Recuerda cómo comenzó todo este asunto. Con Julián Cabrera, Juan Antonio Estrada y Silvia Guirao mordiendo gente por toda la ciudad. Y por otros países. Y ese ejército de neófitos escondido en las afueras. Luego, el virus. El maldito virus ponzoñoso.
Y justo ahora que tenemos noticias de la espada, Vicente va tras ella dijo Laura. Maravilloso… añadió, con sarcasmo.
Menos diez puntos, deja de decir eso.
¡Oye!
No oigo nada, no puedo oír.
Pero serás oso petardo.
Cuando llevéis veinte años casados sí que va a ser maravilloso resopló Rafa.

Llegaron a eso de las ocho de la tarde a Cartagena. Javi guardó la espada en la caja fuerte. Seguía dándole vueltas al lema de la espada. Lux et veritas. Cuando entró a su despacho, vio un papel encima de la mesa. Llamó a Laura y a José Antonio.
¿Qué pasa? preguntó José, con tono aburrido.
Mirad esto. Una nota de Dumoitiers. Creo que es otra pista Javi sentado tras su escritorio, sostuvo el papel y leyó.

El lema de la espada os conducirá hasta el tesoro que custodiamos. La Luz, nunca se apaga. La Verdad, nunca deja de brillar. La Luz y la Verdad es lo que nos da la Vida.

Javi pegó un palmetazo en la mesa, destrozándose la mano. Evidentemente había encontrado algo.
¡TRAEDME LA ESTELA CÁNTABRA! ¡Y EL COFRE PEQUEÑO! exclamó.
¿Qué? se extrañó Laura.
¡La luz, el camino, la verdad! ¡Santander! ¡La Estela Cántabra no sólo servía para lo que descubrimos hace poco!
No entiendo nada dijo José Antonio, como si la cosa no fuera con él.
Los Vicuña fueron a Santander en primera instancia y se quedaron a vivir allí porque sabían que había algo.
Espera, ¿qué tiene que ver Santander aquí? preguntó Laura.
Monasterio de Santo Toribio de Liébana. El Lignum Crucis. Yo soy el camino, la verdad y la vida. Lux et veritas, luz y verdad, es decir, Jesucristo, es decir, el Bien Supremo, es decir, un pedazo de la cruz en la que Él murió por redimirnos y que Vicente piensa que servirá para acabar con el Mal Supremo. ¡Eso es lo que protege la Orden de Dumoitiers! ¡Un trozo de la mismísima Cruz donde Jesús murió! Serafín y Vicente establecieron su sede en Cantabria para intentar dar con ella. Pero Dumoitiers estuvo más listo y lo ocultó en alguna parte. Sea donde sea que esté, necesitan esa estela cántabra para abrir la puerta, la caja fuerte o lo que sea. ¡Por eso todo este follón! lanzó Javi atropelladamente, ante las caras de circunstancia de Laura y de José Antonio.
En serio, tienes un complejo de Sherlock a veces, Javier… empezó a decir José Antonio, moviendo la cabeza de un lado a otro, como un péndulo.
No tiene sentidodijo Laura.
¡Bah! ¡Yo me largo a Santander, y quien quiera, que se venga! Javi se levantó bruscamente de la silla.
Javi salió del despacho como una exhalación.
¿Pero estás loco? Laura le siguió. ¡Espérate! Suponiendo que lo que dices sea cierto, ¡hay más Lignum Crucis por el mundo! ¿Qué pasa con el de Caravaca?
Javi se detuvo en seco. Volvió tras la mesa más sosegado y se sentó nuevamente.
Vaya. No me había parado a pensar en eso…acertó a decir. Había visto muy clara la relación entre el Lignum Crucis de Santo Toribio de Liébana y el lugar elegido por los Vicuña para establecerse.
Es exactamente lo mismo, se establecieron aquí más tardedijo Laura.
Pero para controlar a los Julián Cabrera y compañíaterció Javi. De todas maneras, no creo que dé lo mismo.
¿Qué quieres decir? preguntó Laura.
Javi cogió la espada y el cofre pequeño que había en el interior del cofre grande que había traído Dumoitiers. Introdujo la espada en la cerradura y, como si fuera una llave, la giró.
Contesta, ¿no? Laura se impacientaba.
Espera un momento dijo Javi, abriendo el cofre. Había solamente un papel dentro.
Y Él murió por nuestros pecados.
Exactamente, lo que yo pensaba…
¿Y qué pensabas exactamente? preguntó José Antonio.
¡Míralo! ¡Más claro que el agua! ¡Él murió por nuestros pecados! ¡Jesús murió por nuestros pecados! ¿Dónde? En la cruz. Este papel tiene escrito lo mismo que decía la inscripción de la cripta de Talaván.
­¿Pero cómo estás así de seguro de que el sitio es Cantabria?
―El trozo más grande conocido de la cruz está en Cantabria, en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana y no en Murcia, en el Santuario de Caravaca. Eso quiere decir que la primera impresión era la buena. Además señaló el mapa la Cruz de Caravaca fue concedida a la ciudad durante la década de 1960 mientras que la de Santo Toribio es mucho más antigua, con lo cual tiene sentido pensar que Vicente y los Vicuña fueron a Cantabria sabiendo que ese pedazo de la Cruz estaba ya allí.
Pe… pero…
A… DE… MÁS interrumpió Javi, yo sé, porque he estado leyendo sobre el tema, que la Orden del Temple fue quien se encargó personalmente de la custodia del Lignum Crucis de Santo Toribio mediado el siglo VII. La reliquia fue traída al monasterio al siglo siguiente, junto con los restos de Tomás de Astorga Javi apagó el ordenador y, con aires de suficiencia, levantándose de la silla y dando un golpe en la mesa con la palma de la mano, exclamó: Señoría, ¡no hay más preguntas! ¡Nos vamos!
La cara enfurruñada de Laura era un poema.
¡Eres un oso petardo! exclamó.
Sí, pero nos vamos a Cantabria sonrió Javi, levantándose de nuevo del sillón tras apagar el ordenador.
Un momento, ¿vamos a recorrernos 900 kilómetros sólo para coger un trozo de cruz? preguntó José Antonio.
No, no, no, vamos a asegurarnos de que Vicente no consigue hacerse con él, simplemente.
Vicente jamás podría coger algo que le mataría sólo con tocarlobufó Laura. Apenas puede mirar un crucifijo normal, mucho menos un trozo de la mismísima cruz de Cristo.
Su querida sirena puede cogerladijo Javi. Es fundamental que nos larguemos ahora mismo, al menos para tomarle la delantera a ese desgraciado.
A la mañana siguiente Javi llamó a filas a Rafa, Lucas, Galindo e Irene.
Bien les dijo, estáis en buena racha, así que vamos a aprovechar que no la habéis cagado en al menos dos semanas para ir a por esa reliquia antes de que Vicente nos la juegue. ¿Preparados?
Rafa sonrió, satisfecho, pero…
No, realmentehabló de pronto Lucas. Bueno, dices que tenemos que ir hasta Cantabria, y en esta época del año allí hace un frío que pela y…
Y eso a Su Alteza Real le resulta molesto porque se le congela el ciruelo, ¿no?gruñó Rafa. Cállate, anda.
Dejaos de tonteríasles espetó Javi. Iremos todos allí. Voy a dejar aquí al mando a Juanjo, mientras vosotros cuatro y Laura, José Antonio, Sergio y yo nos vamos para allá.
Pero que está muy lejos dijo Lucas.
Lejos te voy a mandar de una patada en el culo murmuró Rafa.
Javi se llevó una mano a la cabeza.
¿Qué te hice yo, Señor, para que me enviaras esto? ¿Qué te hice?
Deja de rezar, andadijo Laura, cogiendo las llaves del coche y saliendo del despacho.  Sergy, cógelas se las lanzó cuando salió y Sergio las cogió al vuelo sin levantar siquiera la vista del ordenador en el que estaba.
Ah, que nos vamos yadijo, como si no fuera con él.
Sí, nos vamos yaJavi salió del despacho, y tras él los demás.
Sergio salió y se dirigió a su coche azul eléctrico. Rafa, Lucas y Galindo subieron con él.
Tengo ganas de que os vayáis una vez con Javi y así no comerme yo vuestras gansadas todo el ratodijo.
Si quieres me meto en el maleterorespondió Galindo.
Muy gracioso. Subid, anda.
Javi subió en el otro coche y con él, Laura, Irene y José Antonio. Un largo viaje de al menos 9 horas les esperaba.
Conduce hasta Madrid, LauriJavi le dio las llaves.
¿En serio?
La carretera desde Madrid a Burgos aún es sencilla, pero desde Burgos a Santander es más peligrosa. Puertos de montaña, nieblas, humedad… yo la conozco bien, ya he pasado varias veces.
El viaje comenzó sin mayores complicaciones. A las dos de la tarde estaban casi llegando a Madrid y decidieron parar a comer algo. Javi relevó a Laura al volante, pero Sergio decidió seguir conduciendo él.
Si muero no va a ser por vuestra culpa, será por la míasentenció, cuando Rafa le pidió conducir.
Borde…dio Rafa, ocupando el sitio del copiloto.
Atravesaron Madrid y pasaron Burgos, directos hacia el Norte. Subieron y bajaron puertos de montaña como Páramo de Masa o el Puerto del Escudo. La humedad iba en aumento a aquella hora ya de la tarde, y la bruma iba ocultando la carretera.
Tenías razón, estas condiciones son pésimas para conducir, Javier dijo José Antonio. Aunque poner los antiniebla delanteros no es obligatorio, si bien es recomendable…
Llevas dos semanas sacándote el carné de conducir y ya te crees Ayrton Sennale espetó Javi. Ya sé que no es obligatorio, merluzo, y como la niebla se espese un poco más no voy a ver tres en un burro.
Yo sólo te digo lo que sé…
Qué tío más pesaosuspiró Javi, que iba a cuarenta kilómetros por hora bajando el Puerto del Escudo, justo delante del coche de Sergio, que le seguía a pocos metros.
¿Te has dado cuenta siguió José Antonio, y Javi bufó que los Vicuña pretendían transformarnos para que les encontráramos el tesoro, pero ahora estamos yendo a buscar el tesoro sin ser transformados?
Sí, me he dado cuentaresopló Javi, ¿y tú, te has dado cuenta de que todos ellos están todos muertos y que lo buscamos para evitar que Vicente haga algo, y que si estuviéramos transformados lo buscaríamos pero para ayudarle?
Es una forma de verlo.
Parad ya, par de ranciosles espetó Irene.
Estoy intentando conducir en la niebla y nos vamos a pegar un cate contra un camión como no me dejedijo Javi.
Laura se unió al club de resoplidos.
Me voy a dormir, avisadme cuando lleguemos…
Era ya noche cerrada cuando llegaron al hotel, situado en el centro de Santander.
Descansemos y mañana iremos a Santo Toribiodijo Javi.
¿Podremos subir al teleférico de Fuente Dé? preguntó Lucas, que miraba un folleto para los que querían hacer excursiones por la zona.
Solamente si alguien te corta el cable y te estampas mil quinientos metros en caída librecontestó Javi, con desgana. ¡Estoy cansado, mañana veremos lo que hacemos! ¿Llevas la espada, Sergy?
Ups, me la dejé en Cartagena.
Javi puso cara de vinagre.
Era broma, está aquí, hombre…dijo Sergio, tocando la vaina que llevaba atada al cinturón y cogiendo la empuñadura.
A dormir todo el mundodijo Javi.
Como si Laura y tú fuerais a dormirdijo José Antonio. Vosotros ahora vais a tener una cita romántica.
Tú tampoco vas a dormir, tienes una cita de los cinco contra el calvole soltó Javi, mientras Rafa, Lucas y Galindo se desternillaban de la risa.
Qué bestia eresdijo Laura, que se reía también.
Él se lo ha buscado…

Ascendía el sol sobre Santander, un sol entre nubes que no amenazaban lluvia pero que hacían más fresco el ambiente. Tras el desayuno, los ocho chicos se dirigieron al monasterio de Santo Toribio.
Fue más sencillo de lo que habían supuesto llegar al monasterio, buscar el relicario y cogerlo, no sin antes explicarle al abad lo que ocurría.
Sabía que un momento así tendría que llegar tarde o tempranodijo. Cogedlo, e id.
¿Así, sin más? se extrañó Rafa.
Así, sin más. Sabía que alguien andaba tras el Lignum Crucis, y sabía también que tarde o temprano este dejaría de ser un lugar seguro. No tenéis cara de ser quienes quieren usarlo, sino quienes quieren salvarlo. Lo veo en vuestros ojos, chicos…
Rafa cogió el viejo cofre metálico. Tenía años, pero a pesar de ello no estaba oxidado.
Cuando la situación esté fuera de peligro, lo devolveremos, lo prometodijo Javi.
Espero que estéis vivos para entoncesdijo el hombre.
Los ocho salieron de allí.
Podríamos haber venido sólo dosdijo Lucas.
No sabíamos que esto iba a ser tan sencillorespondió Laura.
Javi subió al coche, indicando que volvían al hotel.
Descansemos para el viaje de vuelta, volveremos mañana.
Arrancó el coche y condujo por la carretera de vuelta a Santander. Pero entonces, de improviso, una figura salió de entre los frondosos árboles que rodeaban la carretera y bloqueó el camino.
¿Pero qué coño…?se preguntó Javi, frenando en seco y haciendo que Sergy frenara también. Los coches que venían de frente tuvieron que maniobrar. Uno se salió de la carretera, el otro frenó en seco y el de atrás le golpeó. La figura se irguió. Era un lobo enorme.
Vamos, no fastidiesdijo Rafa.
El lobo saltó hacia el capó del coche donde iba Javi y rugió haciendo temblar el parabrisas.
¡Arranca! exclamó Laura. Haciendo caso, Javi pisó a fondo el acelerador, haciendo que la bestia se desequilibrara, pero saltó al techo del coche. Javi condujo haciendo eses para tratar de que cayera, pero no lo lograba. El animal golpeó el techo con fuerza, intentando abrir hueco.
Jose, llama a Sergy, vamos a atacarledijo Javi.
¿Atacarle? ¿Estás loco? exclamó Laura.
¡O morimos sin defendernos o nos defendemos y nos lo cargamos! Desenfundad los somníferos. Cuando cuente tres nos bajaremos del coche y le acribillaremos.
Javi siguió conduciendo en eses, para que el gran lobo no pudiera atacarles. Esquivó a media docena de coches que venían de frente por la estrecha carretera. José Antonio llamó a Sergio y avisó para la cuenta atrás.
¿Listos? Freno en tres… contó Javi, dos… uno…
Pisó el freno con brusquedad. En el acto Sergio, Rafa, Lucas y Galindo, cuyo coche había frenado también, bajaron, pistola en mano, y acribillaron a somníferos a la bestia, que cayó al suelo sin sentido.
Laura bajó del coche, seguida por Javi. Otros conductores miraban, curiosos, la escena.
¿Pero qué es esto? preguntó Laura.
Es un licántroporespondió Javi. Igualito al que nos atacó.
¿Pero por qué nos persiguen? preguntó Sergio.
No nos persiguen a nosotros. Persiguen a los que quieren hacerse con el relicario del Lignum Crucis aseveró Javi. Dumoitiers nos lo dijo.


Capítulo 6.
Interrogatorios.

El regreso a Cartagena fue inmediato. Apenas habían estado en Cantabria un día entero. Lo primero que hizo Javi fue poner el relicario a buen recaudo y enviar a Rafa a la sala donde tenían encerrado al licántropo que les había atacado en la misma sede de ADICT días antes, para que le interrogara junto con Lucas y Galindo.
BienRafa se acercó al licántropo, que ahora tenía una apariencia totalmente humana. ¿Quién eres?
Silencio.
¿Por qué secuestrabais a esas personas?
Más silencio. Rafa empezó a perder la paciencia.
Oye, Rafaintervino Lucas, si me dejas a mí, le hago hablar en menos de lo que se tarda en decir “meh”.
Rafa le miró, con cara de circunstancias.
Poco me fío de ti, ¿sabes?
¡Pues confía, hombre! exclamó Lucas. Que ya va siendo hora.
Está bien…
Lucas dio un rodeo por la mesa frente a la cual se hallaba sentado el licántropo. Se puso tras su espalda y se acercó a su oído, para hablarle con un tono susurrante y amenazador.
Si no nos quieres contar nada por las buenas, lo vas a hacer por las malas, sólo que entonces acabarás con unos cuantos miembros menos…
Había sacado una navaja y la había puesto tras su oreja. Pero silencio. Lucas decidió forzar un poco más la situación y le hizo un corte tras la oreja. El tipo soltó un alarido de dolor y un hilillo de sangre recorrió su sien.
¡¡NO VOY A DECIROS NADA!! bramó.
Qué valienteLucas puso la navaja tras la otra oreja y repitió la operación. El licántropo volvió a gritar.
Colabora o lo próximo que te cortaré será el carnet de padreamenazó Lucas, bajando la navaja por su tripa.
Rafa movía la cabeza. Galindo reía malévolamente.
El licántropo, por toda respuesta, escupió a Lucas.
Respuesta equivocadamurmuró éste. Agarró una de las manos del licántropo, las puso sobre la mesa y puso la navaja sobre el dedo meñique.
VAS A EMPEZAR A HABLAR AHORA O TE CORTO TODOS LOS DEDOS EN RODAJITAS EMPEZANDO POR ESTEbramó Lucas.
Vete al infierno.
Como quieras.
Lucas hizo ademán de empezar a cortarle el dedo meñique, pero entonces el licántropo cambió de opinión al notar el filo de la hoja en su dedo.
¡Vale! ¡Está bien! ¡Hablaré!
Lucas miró a Rafa y a Galindo.
¿Veis? La amputación sin anestesia es mano de santo.
Y un poco ilegaldijo Rafa, juntando índice y pulgar hasta dejarlos casi pegados. Pero sólo un poco…
Muy biensiguió Lucas, dirigiéndose al interrogado. Empieza.
Soy de una organización secreta que protege las Reliquias Supremas.
¿Qué son las Reliquias Supremas? preguntó Rafa.
Son tres objetos custodiados desde hace cientos de años por los templarios, los medjays y los samuráis.
¿Objetos? preguntó Galindo. ¿Qué objetos son esos?
Silencio de nuevo. El interrogado era reacio a seguir contando más. Lucas volvió a coger el cuchillo y apoyó su filo en los dedos del prisionero. Éste tragó saliva al notar la hoja y siguió hablando.
Son tres objetos que pueden destruir a una poderosa fuerza. Nuestro deber es recuperarlos. Por eso secuestramos a Dumoitiers.
Tú eres tontole espetó Rafa. Pero si Dumoitiers pertenece a la Orden del Temple.
Dumoitiers es uno de los ladrones de las reliquiasdijo el tipo.
Rafa movió la cabeza y se apoyó en la mesa, frente al licántropo, cansinamente.
Mira, venimos de recorrernos España de punta a punta, y nosotros sabemos con bastante seguridad, querido señor milongas, que hay un vampiro que quiere encontrar algo para destruir lo que llama El Mal Más Antiguo. Por eso íbamos tras el relicario. ¿Te dice eso algo?
El licántropo hizo un gesto, sorprendido.
¿El Mal Más Antiguo?
Sí, merluzo, el Mal Más Antiguo.
Nuestro deber es perseguir y matar a aquellos que osen hacerse con las Reliquias Supremas, sean quienes sean, y recuperarlas, y está claro que vosotros vais tras ellasdijo el licántropo.
Te equivocas. Nosotros vamos tras el que va tras ellasdijo Galindo.
No te suena Vicente Vicuña, ¿verdad? preguntó Rafa.
No…
Entoncesdijo Rafa, sentándose, te voy a explicar quién es. Es un vampiro sanguinario que iba siguiendo las pistas para encontrar el relicario, pero al cual nos anticipamos por los pelos. Le dejamos una pista falsa que siguió y seguro que eso salvó el relicario de caer en sus manos. Por eso ahora lo tenemos nosotros en vez de él. Y lo guardaremos hasta acabar con él o se rinda en la búsqueda.
¡No podéis tener un objeto sagrado! bramó el hombre lobo. Nosotros somos sus guardianes.
Pues, al parecer, no somos los únicos, porque si dices que los medjai y los yakuza tienen otros dos… le dijo Lucas.
Mi deber es matar a quien tenga las reliquias en su poder y no esté autorizado a poseerlasinsistió el licántropo.
Pues empieza a matarnos…
El licántropo se revolvió en la silla, se levantó y pegó varios tirones a las esposas y cuerdas que lo sujetaban, con inusitada violencia.
La puerta de la sala de interrogatorios se abrió. Natalia, Silvia, Katia y Mikhail entraron.
Sí, lo estábamos oyendo todo ahí fueradijo Mikhail, antes de que Rafa pudiera preguntar. Nos encargaremos de que el relicario esté a buen recaudo y de que este desgraciado no se escape puso sus manos sobre los hombros del licántropo y le sentó violentamente en la silla.
¡No me toques, chupasangre asqueroso! rugió.
Como vuelvas a revolverte haré algo más que tocarte, estúpido chucho pulgoso amenazó Mikhail. Hay que impedir a Vicente que encuentre esas reliquias. Tarde o temprano se dará cuenta de que le cambiasteis la espada.
Ciertoafirmó Rafa. Se dirigió de nuevo al licántropo, que estaba visiblemente malhumorado. ¿Cuáles son las Reliquias Supremas y dónde las encontramos?
Recuperarlas es mi trabajo, no el vuestro.
¿Recuperarlas, para quién?
No diré nada más.
La puerta se abrió de nuevo. Entró Sergio.
Soltadloordenó.
¿Qué…?preguntó Rafa, atónito.
Es una orden directa, soltadlodijo Sergio de nuevo.
No voy a soltar aquí a este chulo de gimnasio para que nos meta dos galletones a cada unobufó Rafa.
Javi apareció detrás de Sergio y miró a Rafa fijamente. Movió la cabeza afirmativamente. Rafa soltó al prisionero, de mala gana.
¡Ja! exclamó. Devolvedme el relicario y no ocurrirá nada.
Javi y Sergio le apuntaron con sendas escopetas de caza.
No vamos a tener reparos en dispararte, bichejoamenazó Sergio.
El licántropo retrocedió hasta la ventana y saltó por ella, destrozando el cristal.
Bien. Lo dejamos libre y se escapa, ¿en qué estáis pen…?empezó Rafa, pero Natalia se dirigió a la ventana junto con Silvia.
Le vamos a seguirdijo Natalia.
Rafa comprendió.
Mientras tanto, Jean Jacques Dumoitiers estaba en el despacho de coordinación, con Laura y José Antonio, que le ponían al tanto de todo lo que había ocurrido. Jean Jacques decidió que el relicario se quedara en la misma ADICT. Custodiado por varios vampiros que estaban de su mismo lado, no correría peligro.

El abad del monasterio de Santo Toribio de Liébana se dirigió hacia la capilla. Era la hora del Ángelus. Estaba él solo allí. Ninguno de los hermanos le acompañaba en aquella vieja capilla desde que la nueva se había construido. Pero él prefería rezar solo. Se arrodilló y comenzó la plegaria. Cuando terminó y se levantó, una sombra se irguió tras él.
¿Dónde está?
El abad no respondió. Tras la visita de aquellos chicos, sabía que aquel momento iba a tener lugar.
¿Dónde está? repitió la voz.
Llegas tarde, demonioel abad sonrió. Conocía la suerte que iba a tener, pero no le importaba.
Vicente Vicuña abandonó el monasterio de Santo Toribio de Liébana sin molestarse siquiera en esconder el cadáver después de clavar los colmillos con violencia en su cuello.

Javi salió al jardín con Laura. Todo estaba aparentemente tranquilo.
¿Cuál será nuestro próximo paso? preguntó Laura.
Ni idea. Natalia y Silvia diránrespondió Javi. Esperemos que ese bicho las lleve a alguna parte interesante.
Juanjo salió al jardín.
Las cámaras han detectado movimiento en el tejadodijo.
Biendijo Javi.
Atisbó el tejado desde su posición. Nada parecía perturbado. Pero entonces le pitó el oído.
Oh. Mierdadijo.
¿Qué pasa? preguntó Laura.
¡La sirena! exclamó Javi, corriendo al interior del edificio y entrando a la sala de la caja fuerte y seguido por Laura. Katia y Mikhail estaban por los suelos, con los oídos sangrando.
¿Dónde estás? bramó Javi. Sergio y José Antonio llegaban detrás, acompañados por Rafa y Lucas.
Una aguda y cantarina risa resonó en la estancia. Javi desenfundó su thaser, preparado para lo que pudiera pasar. Atravesando un cristal, la sirena entró en la sala como un elefante en una cacharrería, lanzando de un empellón a Rafa contra la pared. Lanzó un tentáculo desde su dedo contra Javi, haciendo que la pistola saliera volando. Javi sacó un shuriken con la otra mano y lo lanzó contra la sirena, pero ésta lo esquivó como si estuviera bailando ballet y se subió encima de una mesa de un salto. Laura desenfundó los somníferos y disparó un dardo a velocidad de relámpago, pero para la sirena fue un juego de niños esquivar el dardo, lanzar un tentáculo y hacer que también la pistola de Laura saliera volando.
Cuando Laura falla un tiro, estamos jodidosdijo Rafa, levantándose.
La sirena enseñó los colmillos y emitió un rugido de tiburón y se lanzó contra Javi. Éste pegó un salto y sacó un pie frontalmente, deteniéndola en seco. La sirena lanzó un par de tentáculos contra la caja fuerte mientras Sergio y Lucas se lanzaban contra ella. Fueron rechazados con otros dos tentáculos que les ataron las piernas, cayendo de narices al suelo. Los pegajosos tentáculos se pegaron a la caja fuerte y la lanzaron por la ventana. Javi y José Antonio taponaron la salida.
¡Apartaos! gritó la sirena. Estoy harta de vuestros juegos.
¿Ves, Javier? Así son las mujeres cuando se cabreandijo José Antonio.
¡Oh, cállate! Javi atacó a la sirena. Ésta lanzó un tentáculo contra su brazo y lo agarró. Con el otro brazó Javi cogió el tentáculo y tiró hacia sí.
¡Esta noche vamos a cenar bocata de calamares! bramó, sacando un cuchillo kunai y cortando por la mitad el tentáculo. La sirena gritó y contraatacó a Javi, lanzando otro tentáculo y desarmándolo, y posteriormente lanzando una patada. Javi detuvo el golpe con su brazo. La sirena se libró y saltó por la ventana.
¡Mierda! gritó Javi. Pero no había acabado ahí la cosa. En el jardín estaban Irene, Guillermo y Mónica, que habían visto la jugada y se habían anticipado al salto. Guillermo y Mónica dispararon varios dardos e Irene disparó con la thaser justo cuando la sirena puso un pie en el suelo.
¡Uf! suspiró Rafa. Menos mal que Irene estaba ahí.
La sirena cayó inconsciente al suelo. Los chicos bajaron al jardín.
Cogedladijo Sergio. Rafa y Lucas la agarraron.
¿Qué hacemos con ella? preguntó Laura.
Metámosla en la bañeradijo Javi, de mala gana. Al contacto con el agua se transformará en pececito, y si la atamos no podrá salir huyendo.
Menuda mañanita…dijo Lucas. Yo ya he tenido bastante por hoy, en serio.
Encerraron a la sirena en la bañera, la ataron y colocaron un cristal para que no escapara.
Vendremos a interrogarte luegodijo Rafa. Ve pensando lo que nos tienes que contar, pequeño pescado.
La sirena se revolvió dentro de la bañera, pegando coletazos contra el cristal, pero no le sirvió de nada. Estaba demasiado bien atada.

Las noticias nacionales hablaban en ese momento de un suceso de última hora, acaecido en el monasterio cántabro de Santo Toribio de Liébana. Al parecer, el abad había sido brutalmente asesinado y la policía estaba sin pistas.
Nosotros sabemos perfectamente quién ha sidomurmuró Rafa.
Sí, ¿pero cómo lo cogemos? preguntó Sergio.
Vendrá a por nosotros cuando no tenga noticias de su querida sirena.
No puede entrar, Rafa. Es un vampiro sin invitación, recuerda. No puede pasar aquí.
El móvil de Sergio sonó. Un mensaje. Natalia. Habían seguido al licántropo durante toda la mañana.
Sergio marcó el número de Natalia y la llamó.
¿Sergy?
¿Hola? ¿Me oyes?
Sí, te oigo. ¿Estás bien?
Estoy asada de calor. Me he metido a la sombra. Un poco más y me desintegro…
¿Dónde estás?
En Egipto.
¿Egipto? exclamó Sergio, incrédulo. ¿Qué pintas en Egipto? ¡¡¿Estoy llamando a Egipto?!!
El licántropo ha venido corriendo a toda velocidad. Le hemos tenido que rastrear. Conforme avanzábamos hacia el sur el sol iba apretando más y más, así que hemos tenido que refugiarnos más de una vez.
¿Y Silvia ha podido ver algo?
Solamente una gran sala de piedraintervino Silvia. El licántropo hablaba con alguien más, pero no les conozco, así que no he podido ver nada más.
Volved aquí cuando podáis.
Sí, en cuanto el sol se ponga volvemosdijo Natalia. Ya estoy harta de carreras.

Javi reunió a todo el mundo en la sala de reuniones después de la hora de la comida.
Bien, hay que analizar los datos. Tenemos un relicario que contiene el Lignum Crucis. Es una de las tres Reliquias Supremas, según ha dicho ese perro pulgoso…
Qué mal tratas a los licántroposdijo Laura.
Si no hubiera intentado matarme le trataría mejorcontestó Javi. Pero el caso es que ese tipejo habló de algo más.
apuntó Sergio. Los samuráis y los medjay.
Tres objetos legendarios que serán capaces de acabar con el Mal Más Antiguo. Y Vicente los ha querido siempredijo Javi. ¿Qué hay detrás de todo esto? Estoy en blanco.
Pues si tú estás en blanco no vamos muy biencomentó Sergio.
¿Qué hacemos? preguntó Rafa.
Se hizo el silencio durante un par de minutos.
Lucas lo rompió entonces.
¡Encontrarlas!
La mirada que le lanzó Javi no tuvo desperdicio.
O sea, que quiere el caballero que nos crucemos el mundo y así intentar encontrar dos objetos perdidos en la inmensidad del planeta y que no sabemos dónde están.
Eh… ¿sí?
Raquel tiene que saber algodijo Irene. ¿Y si la interrogamos?
Javi asintió.
Habrá tenido tiempo de pensar si quiere o no colaborar con nosotros. Rafa e Irene. Id vosotros. Hablad con ella. Sacadle todo lo que sepa.
Y allá fueron los dos. Entraron en el cuarto de baño. Raquel estaba atada dentro de la bañera, dando coletazos, salpicando todo intentando liberarse, pero sin poder salir.
Nos estás poniendo el baño perdidodijo Rafa, condescendiente.
¡Sacadme de aquí! bramó Raquel.
De ilusión también se viveRafa se apoyó en el lavabo y dejó entrever una sonrisilla. Veamos, sirenita de los siete mares, ¿qué sabes de las tres reliquias supremas?
¿Las qué?
Rafa movió la cabeza, mirando a Irene.
Se está haciendo la tontadijo ella. Vamos a ver, estás ayudando a Vicente con algo, es obvio. Háblanos del pacto con los Vicuña y cuéntanos la verdad.
No pienso deciros nada.
Rafa puso su mano sobre el grifo del agua caliente.
Como no empieces a cantar le doy a este grifo y te achicharro, víborale dijo, mirándola a los ojos, amenazante.
Es un farol.
No es ningún farol. Estamos muy hartos con este asunto y pensamos resolverlo por la vía rápida. No tenemos tiempo para estupideces. Así que habla.
Y Raquel, viendo que no le quedaba otra alternativa, empezó a contar su historia.

***             ***            ***            ***            ***            ***            ***

Guarida de los Vicuña. Hace tres años.
Habían llamado a la puerta y Serafín parecía impaciente. Fue él mismo quien abrió. Una chica joven, de pelo liso, largo, rubia, cara pálida y los ojos extrañamente plateados era quien esperaba en el umbral.
Llegas tardele espetó Serafín. Por su expresión y su tono de voz era evidente que se sentía descontento con la presencia de aquella chica allí.
Pero he llegadodijo ella.
Pasa. Blanca y Vicente están dentro. Llevamos todo el día esperando.
La chica pasó al despacho que le indicó Serafín.
Espero que esto no sea una pérdida de tiempo, como acostumbra a serlo todo últimamentedijo Vicente en cuanto la chica entró.
No lo será. Es… una ayuda muy valiosarespondió Serafín.
¿Cómo te llamas, rubia? preguntó Vicente.
Raquel.
¿Y qué eres?
Una sirena.
¡Una sirena! exclamó Vicente. Has traído una sirena. ¡Para sirenas ya tengo bastante con la de las ambulancias que vienen a socorrer a la gente a la que muerdo, Serafín!
Cállate y déjame hablar por una vez en tu vidadijo Serafín. Vicente cerró la boca e hizo un gesto para que Serafín se explicara, mientras se sentaba en una vieja silla con alto respaldo.
La idea es la siguientedijo Serafín. Ella se ha ofrecido voluntaria…
Me han enviado aquí, no soy voluntariale cortó Raquel.
¡¿Vais a dejarme hablar?! bramó Serafín, rugiendo y enseñando los colmillos. Raquel se intimidó. Incluso Vicente pegó un respingo en la silla. Se hizo un silencio sobrecogedor. Gracias. Como iba diciendo, ha venido a ayudarnos en nuestra misión. Búsqueda. Como quieras llamarlo.
Vicente gruñó por lo bajo.
Por supuesto que tú puedes seguir con tus planes de neófitos por Europa para hacer un ejército y atacar, pero ella tiene algo mejor. Los neófitos son seres impredecibles, ya lo sabes, Vicente.
¿Qué es lo que pretendes, Serafín? Ve al grano…le pidió Vicente.
Ella busca desde hace años un sello ancestral. ¿Recuerdas esa estela cántabra de la que te hablé?
Sí… ¿qué tiene que ver?
Hay una estela cántabra en concreto que puesta en el sitio adecuado tendrá el poder necesario para que los neófitos creados por la persona que la posea le pertenezcan. Dicho de otra forma: creas tu ejército, coges la estela, la pones donde hay que ponerla, liberas un sello y, ¡tachán!, todos los neófitos te obedecen.
La cara de Vicente pareció iluminarse.
Sólo hay una pega. No sabemos dónde está esa estela cántabradijo Serafín, frunciendo el ceño.
Por eso ha venido Raquelintervino Blanca. Ella tiene pistas. Adelante. Explícanoslas.
Raquel empezó a hablar.
Bueno, no es que sepa mucho, pero la estela que buscáis está en un barco.
¿Un barco? ¿Cómo puedes saber eso? preguntó Vicente, sin creerse ni una sola palabra.
Porque paso la mayoría del tiempo en el agua. Porque he nadado alrededor del mundo durante años, y un día la casualidad me llevó a las costas del Mar Cantábrico. Allí vi que un viejo coleccionista entregaba a su hijo, capitán de barco, una caja que contenía una estela cántabra muy especial. Le dijo que mientras la llevara consigo en su barco no ocurriría nada. Por eso sé que la estela está en algún barco. Y ese barco es de allí. De Cantabria. Así que atad cabos.
Estupendo, tú busca la estela y yo mientras tanto sigo con mi Plan B dijo Vicente, levantándose.
¿Qué Plan B? preguntó Serafín.
Es algo que está casi listo. Mi plan B, Serafíndijo Vicente. Y estoy seguro de que funcionará Vicente sacó una jeringuilla. Un virus. Se inocula en la víctima y ésta se transformará en pocas horas. Tiene un antídoto, claro, pero es lo que hay.
¿Un virus?
He tardado años en desarrollarlo. Limpio, discreto, sin dejar rastros. Ahora ya está listo. Con el virus transformaremos a la gente y con la estela cántabra de esta sirenita les controlaremos sin problemas.

***             ***            ***            ***            ***            ***            ***

Raquel acabó de hablar. Rafa aún no se daba por satisfecho.
Te he preguntado por las Tres Reliquias Supremas.
Vicente quería encontrarlas. Y después de que el plan del virus fracasara, su único apoyo era yo. No se va a rendir. En este momento ya se dirige a por la segunda, él solo.
¿Él solo? ¿Sin ayuda? preguntó Rafa. ¿Dónde ha ido?
A buscar el Disco Solar de Ra.
¿Qué es el Disco Solar de Ra? insistió Rafa, elevando el tono de voz.
¡Las reliquias son tres, el Lignum Crucis, el Disco Solar de Ra y la Katana del Samurái! contestó Raquel.
¿Para qué las quiere Vicente? preguntó Irene ahora.
Quiere acabar con el Mal Más Antiguo.
¿Y qué es el Mal Más Antiguo? continuó Rafa.
¡No lo sé! No me lo ha contado todo. Buscadle a él y preguntadle, yo sólo sé eso dijo la sirena, bajando el tono de voz, tristemente.
Rafa e Irene se fueron de allí. Raquel volvió a hablar, con voz suave, cantarina e hipnótica.
Es una pena que me tengáis encerrada. Os ayudaría a encontrarle y a detenerle. Podría ser de gran ayuda, Rafa…
Rafa se detuvo en el umbral. La poderosa fuerza de la voz hipnótica de la sirena le estaba poseyendo, pero entonces Irene volvió a entrar y gritó:
¡Cállate! Rafa pegó un grito, sobresaltado por el tono duro y áspero de Irene, que le parecía papel de lija frotado contra una pizarra comparado con aquella voz celestial de Raquel. ¡No creas que no sé lo que pretendes, asquerosa embaucadora! Púdrete en la bañera, porque vas a estar días ahí.
Raquel gruñó y enseñó dos afilados colmillos, revolviéndose contra sus ataduras, pero no logró soltarse.
Y tú, no te dejes embaucar por esa… esa…Irene estaba furiosa.
Perdona que me haga efecto su estúpido poder, ¿vale? se intentó justificar Rafa. Pero es una habilidad propia de las sirenas. Embaucar con su voz melodiosa, con su timbre angelical, con su…
Irene le dio una colleja a Rafa y se largó hacia la sala donde esperaban los demás.
Rafa, no tienes remedio. Galindo te está pegando su estupidez.
Rafa se quedó estático en mitad del pasillo.
Pero… pero yo… ¡Irene! y la siguió, corriendo. Cuando entraron en la sala de reuniones, una chica morena y de pelo ondulado, de un metro setenta, con una varita mágica enfundada en lugar de su pistola, les dio una particular bienvenida.
Pues sí que están todos locos aquí.
Te lo avisédijo una sonriente Laura, que estaba de pie a su lado.
¿Pero qué es esto? preguntó Rafa.
Javi salió del despacho de presidencia.
Ah, Rafa, Irene. Faltabais vosotros. Mirad quién ha vuelto a casa.
Con expresión de sorpresa, Rafa e Irene saludaron a Esther Domínguez.

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